Felicidades, mi vida.
Que la Virgen marinera, te proteja entre su manto.
Que te conduzca a buen puerto.
Con la mar calma y si viento.
Sereno el camino abasto.
Cada mañana despierto, con mi pensamiento en ti.
Al dormirme cada noche.
Entre mis brazos te tengo.
Apretándote, feliz.
Estas letras, me parecen poca cosa.
Para lo que te mereces.
Es verdad, las flores son más hermosas.
Por eso.
Con un manojo, de rosas.
En el día de tu santo,
Quiero decirte un sentido.
¡Cariño!, te quiero tanto.
Julio/2008
martes, 30 de septiembre de 2008
miércoles, 4 de junio de 2008
RECUERDO A MI CIUDAD
Recuerdo mi ciudad cuando era chico.
Recuerdo, deambular por todas partes.
Recuerdo disfrutar de tantos sitios.
Recuerdo recordar, cuan limpio el aire.
Recuerdo sus callejas bien estrechas.
El olor de sus flores en tiestos y jarrones.
De blanca cal reluciente, bien pintadas.
Colgadas de rejas y balcones.
Recuerdo recordar por que así quiero.
El tiempo que viví siendo aquel niño.
Aquel tiempo escaso en muchas bienes.
Aquel tiempo pleno de cariño.
Recuerdo que la amo y la venero.
Y que el andar por ella me da vida.
Por esa y tantas cosas. Hoy quiero dedicarle, que lo sepa.
Un amado recuerdo, a mi Ciudad querida.
Junio/2008
Recuerdo, deambular por todas partes.
Recuerdo disfrutar de tantos sitios.
Recuerdo recordar, cuan limpio el aire.
Recuerdo sus callejas bien estrechas.
El olor de sus flores en tiestos y jarrones.
De blanca cal reluciente, bien pintadas.
Colgadas de rejas y balcones.
Recuerdo recordar por que así quiero.
El tiempo que viví siendo aquel niño.
Aquel tiempo escaso en muchas bienes.
Aquel tiempo pleno de cariño.
Recuerdo que la amo y la venero.
Y que el andar por ella me da vida.
Por esa y tantas cosas. Hoy quiero dedicarle, que lo sepa.
Un amado recuerdo, a mi Ciudad querida.
Junio/2008
martes, 6 de mayo de 2008
¡QUE BONITA QUE VA ELLA CON SU VESTIO BUTANO!
Que bonita que va ella, con su vestio butano.
Que bonita, que tronío, baya estilazo, que garbo.
Que mi chiquilla, que arte, se va a la feria de Mayo.
-¿La feria de Mayo dices?-, -¡si!-, a un lugar privilegiado.
En el real de la feria, va formando polvorea.
Los caballos la saludan, los caballista se apean.
La envidia, de las mujeres, es su mirar zalamero.
Los hombres, me la devoran, con lujurioso deseo.
Y es que su hechura señores, es de un cuerpo de primera.
Con su pelo tan sedoso, con sus curvas que marean.
Mareo, que lleva arriba, el pensamiento certero.
A la busca de una estrella, que se parezca a este cielo.
Cuando un buen rato perdió, me hallo en el firmamento sin encontrar similar.
La veo en la muchedumbre, y sin poderlo evitar, me lanzo como un suicida, ¡gritando. Que me escuche el mundo entero!.
Cariño, abre los brazos, que llega tu butanero.
Mayo/2004
Que bonita, que tronío, baya estilazo, que garbo.
Que mi chiquilla, que arte, se va a la feria de Mayo.
-¿La feria de Mayo dices?-, -¡si!-, a un lugar privilegiado.
En el real de la feria, va formando polvorea.
Los caballos la saludan, los caballista se apean.
La envidia, de las mujeres, es su mirar zalamero.
Los hombres, me la devoran, con lujurioso deseo.
Y es que su hechura señores, es de un cuerpo de primera.
Con su pelo tan sedoso, con sus curvas que marean.
Mareo, que lleva arriba, el pensamiento certero.
A la busca de una estrella, que se parezca a este cielo.
Cuando un buen rato perdió, me hallo en el firmamento sin encontrar similar.
La veo en la muchedumbre, y sin poderlo evitar, me lanzo como un suicida, ¡gritando. Que me escuche el mundo entero!.
Cariño, abre los brazos, que llega tu butanero.
Mayo/2004
domingo, 20 de abril de 2008
ESCRIBIR DE NADA
Me he dado cuenta de que hace mucho tiempo que no publico nada recientemente, escrito en mi blog.
La realidad es que si no he publicado, no es porque no haya estado escribiendo, lo he hecho, y de hecho sobre algunas distintas cosas a la vez, pero éstas están resultando largas y laboriosas.
De manera que si bien en estos momentos, no dispongo de ningún tema concreto sobre el que hacerlo, he decidido ante tal carencia, escribir de nada.
-¿¡Como dices!?- -Y tu, ¿quien eres?-, -¡yo! la voz de tu conciencia-, -¿y a ti quien te ha dado vela en este entierro?- -Tú, me la has dado tú, con la tontería que acabas de decir-.
-Escribir de nada como si eso fuese posible. Cuando uno comienza a escribir, es ya seguro que tiene la idea del argumento, de los personajes, de la trama etc., sobre la que se va a extender-.
-Mira tontina, te he dicho que voy a escribir de nada y de nada pienso hacerlo-.
-Oye tú, sin insultar, no te pases, que yo tan sólo he sentenciado que lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible-.
-¡Y yo la apoyo!, me alegra saludarte voz-, -igualmente-. -¿Cuanto tiempo sin saber de ti? ¿Has estado fuera?-. -Si claro, digamos que he estado fuera de circulación. Este tipo comenzó a tomarse unas pastillitas, que lograron ir apagándome poco a poco-.
-Bueno voz, ¿ dime quién es el abogado de pobres que ha apoyado tu moción...- -¿No la recuerdas? hace algún tiempo estaba en tu cabeza de modo casi permanente-. -¿Quién? ¿Esa fastidiosa que estuvo cerca de volverme loco?, ¿la que por fin conseguí desterrar gracias al doctor Manolo?- -La misma-. -¿Y qué carajo hace regresando al lugar de donde se le echó?-.
-¡Ah! yo no sé, pregúntale a ella-, -¿Qué le pregunte, anda y que se vaya a hacer veinte pares de puñetas-.
-Ves voz, este tipo sigue siendo el de siempre, largando estopa a diestra y siniestra, sin dejar títere con cabeza, y no respetando a nadie. No se por que he intentado entrar en su mente y ser de nuevo un elemento más de su juicio-.
-No el mismo ya no lo es, ha cambiado, le da menos vueltas a las cosas, tiene menos dudas, parece mas seguro-. -Te digo que no voz, que es el mismo tipo impertinente de siempre. No me extraña que no te quiera, nada-. -No me importa, la antipatía es recíproca, me da igual voz, que se zurza-.
-¡Silencio¡, ¡silencio he dicho! se terminaron las charlas, cada una a su lugar en la mente y chitón, que tengo que escribir algo sobre nada-.
La realidad es que si no he publicado, no es porque no haya estado escribiendo, lo he hecho, y de hecho sobre algunas distintas cosas a la vez, pero éstas están resultando largas y laboriosas.
De manera que si bien en estos momentos, no dispongo de ningún tema concreto sobre el que hacerlo, he decidido ante tal carencia, escribir de nada.
-¿¡Como dices!?- -Y tu, ¿quien eres?-, -¡yo! la voz de tu conciencia-, -¿y a ti quien te ha dado vela en este entierro?- -Tú, me la has dado tú, con la tontería que acabas de decir-.
-Escribir de nada como si eso fuese posible. Cuando uno comienza a escribir, es ya seguro que tiene la idea del argumento, de los personajes, de la trama etc., sobre la que se va a extender-.
-Mira tontina, te he dicho que voy a escribir de nada y de nada pienso hacerlo-.
-Oye tú, sin insultar, no te pases, que yo tan sólo he sentenciado que lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible-.
-¡Y yo la apoyo!, me alegra saludarte voz-, -igualmente-. -¿Cuanto tiempo sin saber de ti? ¿Has estado fuera?-. -Si claro, digamos que he estado fuera de circulación. Este tipo comenzó a tomarse unas pastillitas, que lograron ir apagándome poco a poco-.
-Bueno voz, ¿ dime quién es el abogado de pobres que ha apoyado tu moción...- -¿No la recuerdas? hace algún tiempo estaba en tu cabeza de modo casi permanente-. -¿Quién? ¿Esa fastidiosa que estuvo cerca de volverme loco?, ¿la que por fin conseguí desterrar gracias al doctor Manolo?- -La misma-. -¿Y qué carajo hace regresando al lugar de donde se le echó?-.
-¡Ah! yo no sé, pregúntale a ella-, -¿Qué le pregunte, anda y que se vaya a hacer veinte pares de puñetas-.
-Ves voz, este tipo sigue siendo el de siempre, largando estopa a diestra y siniestra, sin dejar títere con cabeza, y no respetando a nadie. No se por que he intentado entrar en su mente y ser de nuevo un elemento más de su juicio-.
-No el mismo ya no lo es, ha cambiado, le da menos vueltas a las cosas, tiene menos dudas, parece mas seguro-. -Te digo que no voz, que es el mismo tipo impertinente de siempre. No me extraña que no te quiera, nada-. -No me importa, la antipatía es recíproca, me da igual voz, que se zurza-.
-¡Silencio¡, ¡silencio he dicho! se terminaron las charlas, cada una a su lugar en la mente y chitón, que tengo que escribir algo sobre nada-.
-Quizás tengan razón y escribir de nada resulte una locura y por de más una locura inútil. ¿ Por que hacerlo,? han conseguido que me pregunte, la verdad es que.
¡ Y Acá que sabemos…!-
¡ Y Acá que sabemos…!-
El. eskribidor
Abril/2008
Abril/2008
jueves, 10 de abril de 2008
A NUESTROS QUERIDOS AMIGOS
En una noche muy buena, noche buena de verdad.
Yo los pude conocer, menuda suerte cabal.
Me la presento su hermana, otra “cacho, bellezón”.
No quisiera compararlas, pero mejor que el “Jamón.”
Recuerdo que me diría, ella es mi hermana Paquita.
El mí cuñado José, Ignacio por otro nombre se le conoce también.
Y que decir, me gustaron, y diré que en demasía.
Me gustaron y me gustan, que buena estrella aquel día.
De El me gusta que es sincero, se comporta como tal.
De Ella, que es como la Luna, que alumbra la oscuridad.
Junto a ellos, estoy tranquilo, junto a ellos soy feliz.
Junto a ellos yo diría, que hasta me puedo dormir.
Noche, Buena/2006
Yo los pude conocer, menuda suerte cabal.
Me la presento su hermana, otra “cacho, bellezón”.
No quisiera compararlas, pero mejor que el “Jamón.”
Recuerdo que me diría, ella es mi hermana Paquita.
El mí cuñado José, Ignacio por otro nombre se le conoce también.
Y que decir, me gustaron, y diré que en demasía.
Me gustaron y me gustan, que buena estrella aquel día.
De El me gusta que es sincero, se comporta como tal.
De Ella, que es como la Luna, que alumbra la oscuridad.
Junto a ellos, estoy tranquilo, junto a ellos soy feliz.
Junto a ellos yo diría, que hasta me puedo dormir.
Noche, Buena/2006
CUARENTA VERSOS OSCUROS
Cuarenta versos oscuros.-
no sé bien, por que lo hago-
Quiero escribir, en silencio.-
Y forjar mi vida, en ellos.-
Y narrar mi tiempo, en ellos.-
Y caminar mi camino, en un sendero, ya largo.
Hubo un tiempo, en que viví.-
Prisionero de aquel tiempo.-
Tiempo sombrío.-
Opresor.-
Tiempo cruel.-
Tiempo Hambriento.-
Hubo una vida real.-
De sentimientos vivida.-
De deseo, de pasión.-
De llanto, en el corazón.-
Y lágrimas de alegría.-
Que cada día, al pasar, lentamente consumía.-
Era un tiempo, intemporal.-
los albores, de mi vida.
En la mente de un niño, que creció.-
Las huellas del pasado, fueron hondas.-
De un ir y devenir, sin pausa
Cual rizada mar, en la memoria.
El presente, esta presente en cada instante.-
Como el pasado lo esta, ya que es presente.-
Presente en el sentir, de cada día.-
Pasado, en el instante que es ausente.
Cuando, el sueño.-
Trae a mí, dulces Recuerdos.-
Cuando, la vigilia.-
Reproduce, pesadillas.-
O, el presente.-
Me golpea, con dureza.-
Siento nacer en mi, la rebeldía.-
Y, retadoramente Alzo la cabeza.
En las cuarenta oscuras noches, de mi vida.-
Que dieron paso, a cuarenta claridades.-
Cuarenta dolores, que por el camino ayé.-
Y que, cuarenta cicatrices en la tundida alma, me dejaron.-
Fueron, cuarenta heridas, que los delicados mimos del amor, curaron.
Nov/1.988
no sé bien, por que lo hago-
Quiero escribir, en silencio.-
Y forjar mi vida, en ellos.-
Y narrar mi tiempo, en ellos.-
Y caminar mi camino, en un sendero, ya largo.
Hubo un tiempo, en que viví.-
Prisionero de aquel tiempo.-
Tiempo sombrío.-
Opresor.-
Tiempo cruel.-
Tiempo Hambriento.-
Hubo una vida real.-
De sentimientos vivida.-
De deseo, de pasión.-
De llanto, en el corazón.-
Y lágrimas de alegría.-
Que cada día, al pasar, lentamente consumía.-
Era un tiempo, intemporal.-
los albores, de mi vida.
En la mente de un niño, que creció.-
Las huellas del pasado, fueron hondas.-
De un ir y devenir, sin pausa
Cual rizada mar, en la memoria.
El presente, esta presente en cada instante.-
Como el pasado lo esta, ya que es presente.-
Presente en el sentir, de cada día.-
Pasado, en el instante que es ausente.
Cuando, el sueño.-
Trae a mí, dulces Recuerdos.-
Cuando, la vigilia.-
Reproduce, pesadillas.-
O, el presente.-
Me golpea, con dureza.-
Siento nacer en mi, la rebeldía.-
Y, retadoramente Alzo la cabeza.
En las cuarenta oscuras noches, de mi vida.-
Que dieron paso, a cuarenta claridades.-
Cuarenta dolores, que por el camino ayé.-
Y que, cuarenta cicatrices en la tundida alma, me dejaron.-
Fueron, cuarenta heridas, que los delicados mimos del amor, curaron.
Nov/1.988
martes, 1 de abril de 2008
ESTA VARA
Esta vara, que en la vida te toco.
Hubo, un tiempo en que solo fue palillo.
Pero, tantas y tantas varas, sin queja recibió
Que termino por convertirse en bastoncillo.
No optante el desmedido, crecimiento.
Sin la menor piedad.
Con mas varas, mas varas, y más varas.
Fue, regado.
De manera, que ante semejante vareado.
Harto ya de aguantar.-
Termino.-
Por resultar, algo envarado.
¿Culpa es, de quien planto, cuido, y regó, aquel palillo?
¿O quizás, de la paciencia sin fin del envarado?.
Que en su momento, debió decir en tono airado.
¡No!, Por Dios otra vez ¡no!, siempre igual, que vara me ha tocado.
No lo hizo, y a la vista se haya el resultado.
Ya lo dice un refrán bien conocido.
La inmensa sombra de la vara ajena.
No nos permite, Ver nuestro arbolado.
Junio/98
Hubo, un tiempo en que solo fue palillo.
Pero, tantas y tantas varas, sin queja recibió
Que termino por convertirse en bastoncillo.
No optante el desmedido, crecimiento.
Sin la menor piedad.
Con mas varas, mas varas, y más varas.
Fue, regado.
De manera, que ante semejante vareado.
Harto ya de aguantar.-
Termino.-
Por resultar, algo envarado.
¿Culpa es, de quien planto, cuido, y regó, aquel palillo?
¿O quizás, de la paciencia sin fin del envarado?.
Que en su momento, debió decir en tono airado.
¡No!, Por Dios otra vez ¡no!, siempre igual, que vara me ha tocado.
No lo hizo, y a la vista se haya el resultado.
Ya lo dice un refrán bien conocido.
La inmensa sombra de la vara ajena.
No nos permite, Ver nuestro arbolado.
Junio/98
sábado, 22 de marzo de 2008
CUARENTA Y CUATRO CLAVELES
Cuarenta y cuatro claveles, de color rojo encendido.
Cuarenta y cuatro Caricias, de su cuerpo bajo el mío.
¿Y de besos que decir?, cuarenta y cuatro por mil.
¿Y de compañía que? una "locura," cuantificarlo no sé
El tiempo que va pasando, la va apretando a mi lado.
Se ha convertido en un Roble, al que me quedé agarrado.
Sus labios son como espuma, para mi sedienta boca.
Su ternura, es una cuna que acuna mi suerte loca.
Cuando el crepúsculo acecha, la busco en mi pensamiento.
Cuando la halló, su luz, la penumbra va rompiendo.
La sombra no es tanta sombra, desde cuando la encontré.
Su albor lo ilumina todo, por eso me enamore.
Cuarenta y cuatro claveles, han nacido en este día.
Cuarenta y cuatros claveles, que alivian el corazón.
Espera, que nazcan muchos.
Pues me son tan necesarios, como a la semilla, el sol.
De quererla no me canso.
De acariciarla tan poco.
De apretarla entre mis brazos con la locura de un loco.
Cuarenta y cuatro claveles de encendido, color rojo.
Esta es, la pasión profunda, de una persona mayor.
Que a su Señor, tan querido, tantas veces le pidió.
De que te quise, te quiero , y que siempre te querré, no tengas dudas mi amor.
Viniendo de don viene, ¡le doy las gracias a Dios!.
nov/2001
Cuarenta y cuatro Caricias, de su cuerpo bajo el mío.
¿Y de besos que decir?, cuarenta y cuatro por mil.
¿Y de compañía que? una "locura," cuantificarlo no sé
El tiempo que va pasando, la va apretando a mi lado.
Se ha convertido en un Roble, al que me quedé agarrado.
Sus labios son como espuma, para mi sedienta boca.
Su ternura, es una cuna que acuna mi suerte loca.
Cuando el crepúsculo acecha, la busco en mi pensamiento.
Cuando la halló, su luz, la penumbra va rompiendo.
La sombra no es tanta sombra, desde cuando la encontré.
Su albor lo ilumina todo, por eso me enamore.
Cuarenta y cuatro claveles, han nacido en este día.
Cuarenta y cuatros claveles, que alivian el corazón.
Espera, que nazcan muchos.
Pues me son tan necesarios, como a la semilla, el sol.
De quererla no me canso.
De acariciarla tan poco.
De apretarla entre mis brazos con la locura de un loco.
Cuarenta y cuatro claveles de encendido, color rojo.
Esta es, la pasión profunda, de una persona mayor.
Que a su Señor, tan querido, tantas veces le pidió.
De que te quise, te quiero , y que siempre te querré, no tengas dudas mi amor.
Viniendo de don viene, ¡le doy las gracias a Dios!.
nov/2001
viernes, 14 de marzo de 2008
EJERCICIO LITERARIO
Hola:
Resulta complicado escribir a alguien por el simple hecho de hacerlo, sin tener algo que trasmitirle, pero BIEN ahí va.
Nunca han sido mi fuerte los puntos, las comas, los acentos, las reglas de ortografía y toda esa recua de diabólicos inventos, con los QUE unos señores muy doctos y aburridos han ido en el transcurso del tiempo complicándonos la vida a los que solo pretendemos expresar nuestras ideas, sentimientos, estados de animo, inquietudes, etc. del mismo modo que lo hacemos de viva voz, sincera y libremente. Por tanto esa ardua labor, consistente en el perfecto estructuramiento (acorde a las más estrictas normas de la Real Academia) de este escrito te lo dejo a ti, ya que ME resulta odiosa. Con esto SEÑORITA pretendo, que si la lectura de estas líneas no te es interesante, al menos la tarea de darle correcta forma la encuentres entretenida.
En el inicio de esta misiva, adelanto una afirmación no del todo cierta, circunstancia en la que inconscientemente CAES con relativa frecuencia, puesto que el hecho de escribirle a alguien significa que tienes algo que deseas trasmitirle, aunque ello pueda parecer abstracto, e indefinido. Resultaría más cierta la afirmación si se produjese en el contexto siguiente, sí tengo cosas que deseo trasmitirte, pero el análisis objetivo de las mismas, por anodinas, retóricas, carentes de interés, o muy personales; no me permiten hacerlo.
Ateniéndome a los limites ya expresados de este escrito, debo poder ser capaz de mantener tu atención, ya que de no ser así, supondría para mi un rotundo fracaso del que difícilmente me recuperase, escribir para una sola lectora y no lograr el premio de su lectura sería tanto como hallar e imaginar un fresco, abundante, y revitalizador, vaso de agua en el más profundo de los desiertos y encontrarlo carente de ella.
MENCHU, en el argot publicitario se suele emplear con relativa frecuencia lo que los profesionales llaman un mensaje subliminal. Haciendo uso de estos y como un elemento más a utilizar en el gran objetivo de captar tu atención, aderezados con unos toques de misterio y secretismo; habrás de encontrar la clave que te permita descifrar el que se encuentra inserto en este escrito.
Un extraño personaje del que aun no he podido conocer su nombre, pero QUE parece ser te tiene mucho CARIÑO ME ha facilitado una pista, con la que según menciona, a lo mejor CAES en cual es la pauta a seguir para aclarar el enigma, espero que te parezca BIEN: Las coordenadas son.
N. L.
N. p.
Numero de línea número de palabra.
Por mi parte solo me resta informarte, que si bien el contenido del mensaje puede resultar reiterativo, en mi descargo puedo “argüir” que su texto expresa fielmente, el sentido y la verdad; Eso sí, de viva voz, sincera y libremente. Adiós
Noviembre -97
En el inicio de esta misiva, adelanto una afirmación no del todo cierta, circunstancia en la que inconscientemente CAES con relativa frecuencia, puesto que el hecho de escribirle a alguien significa que tienes algo que deseas trasmitirle, aunque ello pueda parecer abstracto, e indefinido. Resultaría más cierta la afirmación si se produjese en el contexto siguiente, sí tengo cosas que deseo trasmitirte, pero el análisis objetivo de las mismas, por anodinas, retóricas, carentes de interés, o muy personales; no me permiten hacerlo.
Ateniéndome a los limites ya expresados de este escrito, debo poder ser capaz de mantener tu atención, ya que de no ser así, supondría para mi un rotundo fracaso del que difícilmente me recuperase, escribir para una sola lectora y no lograr el premio de su lectura sería tanto como hallar e imaginar un fresco, abundante, y revitalizador, vaso de agua en el más profundo de los desiertos y encontrarlo carente de ella.
MENCHU, en el argot publicitario se suele emplear con relativa frecuencia lo que los profesionales llaman un mensaje subliminal. Haciendo uso de estos y como un elemento más a utilizar en el gran objetivo de captar tu atención, aderezados con unos toques de misterio y secretismo; habrás de encontrar la clave que te permita descifrar el que se encuentra inserto en este escrito.
Un extraño personaje del que aun no he podido conocer su nombre, pero QUE parece ser te tiene mucho CARIÑO ME ha facilitado una pista, con la que según menciona, a lo mejor CAES en cual es la pauta a seguir para aclarar el enigma, espero que te parezca BIEN: Las coordenadas son.
N. L.
N. p.
Numero de línea número de palabra.
Por mi parte solo me resta informarte, que si bien el contenido del mensaje puede resultar reiterativo, en mi descargo puedo “argüir” que su texto expresa fielmente, el sentido y la verdad; Eso sí, de viva voz, sincera y libremente. Adiós
Noviembre -97
viernes, 7 de marzo de 2008
MI AMIGO
Estimado amigo libro:
Vallan por delante mis disculpas por el atrevimiento de hacer uso del apelativo amigo cuando me he dirigido a ti, si bien hace poco tiempo que nos conocemos el contenido de tu interesante vida, me resulta conmovedor, se da la circunstancia de que siempre ha sido mi deseo contar entre mis amigos con alguien como tu.
Apenas si sé algo de ti, sé que perteneces a la variedad rústica, resultas agradable al tacto, y el susurro que producen al pasar cada una de las partes que componen tu estructura y forma, conocidas como hojas, es leve y tan sutil como el aleteo de una mariposa.
Cada una de las historias que relatas ordenadas e implantadas al libre albedrío de tu autor, y que van dando vida a sus protagonistas, simbolizan tu cerebro, los miles de neuronas (en este caso letras) que en infinita cadena componen las palabras, son de la dimensión exacta para que un lector de aminorada visión como es mi caso, no solo, pueda seguir con gran interés la trama de la historia, sino algo que te hace aun mas interesante, descubrir el alma de cada uno de los personajes que la componen.
Pero he de confesarte querido amigo que sin la menor duda lo que más me gusta de ti es tu dueña, si hombre si tu dueña o mejor dicho tu propietaria, ya sabes quien quiero decir, en la primera de tus paginas se hace mención a ella, -.fue la que me hablo de ti y por el modo que lo hizo es seguro que te tiene gran cariño.- hasta el punto, de despertar en mi la curiosidad, que me indujo a tomar conocimiento de tus contenidos.
En tu vida, en esa vida que se halla impresa en tus páginas, se encuentran varias de ellas. Me resulta difícil no reflexionar sobre esto, hay que vivir para ser persona, hay que vivir para ser autora, hay que vivir, para vivir la vida de los que viven en ti, y por ultimo hay que vivir para vivirlas todas. Compartir la melancolía, los recuerdos, las decepciones, el amor o la ilimitada capacidad de entrega, del principal de tus personajes, resulta lo más sorprendente y grato de tu carácter, me has llevado de un lugar a otro del norte al sur, en el camino de mi reflexión interior, as conseguido que sea capaz de compartir y vivir tu vida, por cierto una vida mas.
Resumiendo, estimado amigo tal y como suelen decir algunos de tus congéneres, ha llegado el momento de la despedida, por la presente tan solo he pretendido brindarte mi amista, en la esperanza de que la aceptes, ya formas parte de mi vida, parte que compartes con tu propietaria, ocupando un lugar junto a otros, que como tu han posibilitado darme cuenta de que la existencia, mi existencia, no a sido, no es, y probablemente no será, tan buena ni tan mala, como seguramente piense, en cada momento. Creo haberlo hecho con el lenguaje adecuado, con el que resulta inteligible para ti, “la palabra escrita”, espero sepas disculpar mi poco acierto en el manejo de ella, se ve claro que es reciente, el inicio en el aprendizaje, de tan singular y dificultoso modo de expresión.
Por cierto amigo, que complicado resulta dar forma a algo tan simple como un sentimiento. Estoy seguro que as leído entre líneas y comprendido que te quiero utilizar como medio para hacerle llegar a tu propietaria un mensaje, llevo mucho tiempo estrujando mi corto cerebro para encontrar la forma de hacerlo, sin estar seguro de haberlo logrado, no obstante te ruego que envuelvas, entre tus sutiles y delicadas paginas, el único que se me ha ocurrido, que si bien no resulta demasiado literario, espero al menos, que el acunamiento cariñoso que le vas a dar logre recubrirlo de el aló de sinceridad necesario en estos casos. “La amo” eso es todo lo que se me ha ocurrido transmitirle, espero sea lo suficientemente descriptivo de una sensación, ¿crees que lo entenderá? ¡Así lo espero!
En fin mi apreciado amigo solo me resta ausentarme y agradecerte los gratos y no tan gratos momentos, - todos.- que me as hecho pasar, deseando que nuestras almas sigan unidas,y juntos "Donde el corazon te lleve"
Dic/97
Vallan por delante mis disculpas por el atrevimiento de hacer uso del apelativo amigo cuando me he dirigido a ti, si bien hace poco tiempo que nos conocemos el contenido de tu interesante vida, me resulta conmovedor, se da la circunstancia de que siempre ha sido mi deseo contar entre mis amigos con alguien como tu.
Apenas si sé algo de ti, sé que perteneces a la variedad rústica, resultas agradable al tacto, y el susurro que producen al pasar cada una de las partes que componen tu estructura y forma, conocidas como hojas, es leve y tan sutil como el aleteo de una mariposa.
Cada una de las historias que relatas ordenadas e implantadas al libre albedrío de tu autor, y que van dando vida a sus protagonistas, simbolizan tu cerebro, los miles de neuronas (en este caso letras) que en infinita cadena componen las palabras, son de la dimensión exacta para que un lector de aminorada visión como es mi caso, no solo, pueda seguir con gran interés la trama de la historia, sino algo que te hace aun mas interesante, descubrir el alma de cada uno de los personajes que la componen.
Pero he de confesarte querido amigo que sin la menor duda lo que más me gusta de ti es tu dueña, si hombre si tu dueña o mejor dicho tu propietaria, ya sabes quien quiero decir, en la primera de tus paginas se hace mención a ella, -.fue la que me hablo de ti y por el modo que lo hizo es seguro que te tiene gran cariño.- hasta el punto, de despertar en mi la curiosidad, que me indujo a tomar conocimiento de tus contenidos.
En tu vida, en esa vida que se halla impresa en tus páginas, se encuentran varias de ellas. Me resulta difícil no reflexionar sobre esto, hay que vivir para ser persona, hay que vivir para ser autora, hay que vivir, para vivir la vida de los que viven en ti, y por ultimo hay que vivir para vivirlas todas. Compartir la melancolía, los recuerdos, las decepciones, el amor o la ilimitada capacidad de entrega, del principal de tus personajes, resulta lo más sorprendente y grato de tu carácter, me has llevado de un lugar a otro del norte al sur, en el camino de mi reflexión interior, as conseguido que sea capaz de compartir y vivir tu vida, por cierto una vida mas.
Resumiendo, estimado amigo tal y como suelen decir algunos de tus congéneres, ha llegado el momento de la despedida, por la presente tan solo he pretendido brindarte mi amista, en la esperanza de que la aceptes, ya formas parte de mi vida, parte que compartes con tu propietaria, ocupando un lugar junto a otros, que como tu han posibilitado darme cuenta de que la existencia, mi existencia, no a sido, no es, y probablemente no será, tan buena ni tan mala, como seguramente piense, en cada momento. Creo haberlo hecho con el lenguaje adecuado, con el que resulta inteligible para ti, “la palabra escrita”, espero sepas disculpar mi poco acierto en el manejo de ella, se ve claro que es reciente, el inicio en el aprendizaje, de tan singular y dificultoso modo de expresión.
Por cierto amigo, que complicado resulta dar forma a algo tan simple como un sentimiento. Estoy seguro que as leído entre líneas y comprendido que te quiero utilizar como medio para hacerle llegar a tu propietaria un mensaje, llevo mucho tiempo estrujando mi corto cerebro para encontrar la forma de hacerlo, sin estar seguro de haberlo logrado, no obstante te ruego que envuelvas, entre tus sutiles y delicadas paginas, el único que se me ha ocurrido, que si bien no resulta demasiado literario, espero al menos, que el acunamiento cariñoso que le vas a dar logre recubrirlo de el aló de sinceridad necesario en estos casos. “La amo” eso es todo lo que se me ha ocurrido transmitirle, espero sea lo suficientemente descriptivo de una sensación, ¿crees que lo entenderá? ¡Así lo espero!
En fin mi apreciado amigo solo me resta ausentarme y agradecerte los gratos y no tan gratos momentos, - todos.- que me as hecho pasar, deseando que nuestras almas sigan unidas,y juntos "Donde el corazon te lleve"
Dic/97
domingo, 2 de marzo de 2008
UN RIPIO
Un “ripio” me ha de servir.-
Para decir, que TE AMO.-
Forzosamente ripioso.-
Pues otro modo, no hallo.
Que le he de hacer, vida mía.-
Entiendo muy bien tu enfado.-
¡Sí!, es del todo insoportable.-
Semejante tostonazo.
No encuentro la inspiración.-
Ni el compás, ni el bien rimar, ni mucho menos el sitio.-
No tengo otra solución.-
Habré de emplear, el "ripio."
Nada mas, cariño mío.-
Lo siento, ser, adorado.-
Un “ripio”, me ha de servir.-
Para decirte, TE AMO.
Sep/97
Para decir, que TE AMO.-
Forzosamente ripioso.-
Pues otro modo, no hallo.
Que le he de hacer, vida mía.-
Entiendo muy bien tu enfado.-
¡Sí!, es del todo insoportable.-
Semejante tostonazo.
No encuentro la inspiración.-
Ni el compás, ni el bien rimar, ni mucho menos el sitio.-
No tengo otra solución.-
Habré de emplear, el "ripio."
Nada mas, cariño mío.-
Lo siento, ser, adorado.-
Un “ripio”, me ha de servir.-
Para decirte, TE AMO.
Sep/97
viernes, 29 de febrero de 2008
HOY 28 DE FEBRERO DE 2008
Hoy es el día más importante para nuestra Comunidad Andaluza. Se cumplen 26 años desde que el 11 de Enero de 1982.- Apareciese publicado en el Boletín. Oficial. Del Estado. El Estatuto de Andalucía.
DON JUAN CARLOS I REY DE ESPAÑA
A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed:
Que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la siguiente Ley Orgánica.
Ley Orgánica 6/1981, de 30 de diciembre, de Estatuto de Autonomía para Andalucía.-
ESTATUTO AUTONOMICO DE ANDALUCIA
TITULO PRELIMINAR
Disposiciones Generales
Artículo 1.
1. Andalucía, como expresión de su identidad histórica y en el ejercicio del derecho al autogobierno que la Constitución reconoce a toda nacionalidad, se constituye en Comunidad Autónoma, "en el marco de la unidad indisoluble de la nación española, patria común indivisible de todos los españoles".-
2. El Estatuto de Autonomía aspira a hacer realidad los principios de libertad, igualdad y justicia para todos los andaluces, en el marco de igualdad y solidaridad con las "demás nacionalidades y regiones de España".-
3. Los poderes de la Comunidad Autónoma emanan de la Constitución y del "pueblo andaluz" en los términos del presente Estatuto.-
26 años desde que nosotros los andaluces; y muy a pesar de todas las artimañas e impedimento, que un gobierno de la UCD obcecado y cicatero; presidido por un gran hombre en mi opinión, y al que la historia situara en el lugar que le corresponde, y le reconocerá todas las grandes cosas que hizo por este pías el Presidente, Don Adolfo Suárez. Con nuestras masivas presencias en la calle, conseguimos que se nos reconociera el legítimo derecho a gestionar nuestro autogobierno por el artículo 151, de la constitución o lo que es lo mismo, el que se admitiese que somos una comunidad autónoma de las llamadas históricas. Y no precisamente por que así lo considerásemos nosotros, si no por que nuestra lucha por conseguirlo se remonta a un ya lejano 4 de diciembre de 1868. Nos costaría mucho tiempo, mucha sangre; entre otras la de el Padre de la patria Andaluza Don Blas Infante. que moriria fusilaron o la mucho mas reciente; El 4 de diciembre de 1977, del siempre recordad, José Manuel García Caparrós. AL que le cabe el dudoso y para mi muy penoso honor, de ser reconocido, oficialmente, como el segundo mártir de la autonomía andaluza, mucho sudor, y muchas lagrimas, pero la verdad solo tiene un camino, y ya se sabe la verdad nos hace libres.
Nunca nos hemos distinguidos, por la defensa irracional de nuestras posturas, pero si por la defensa fundado y argumentada de nuestros ideales y creencias. Y a pesar de que el sentimiento autonomista del pueblo andaluz pareciese inexistente y oculto por décadas de pesada e impuesta loza, no fue de esa manera y basto una ligera brisa de liberta para que renaciera como una hermosa flor de semilla durmiente.
No puedo seguir escribiendo, he de reconocer que la emoción nubla mi mente y enturbia mi ya escasa vista. Pero me gustaría finalizar como prueba de cuanto digo, con la ultima estrofa de nuestro himno y que si es su deseo pueden escuchar y leer en la dirección de Internet que reseño.
¡Andaluces, Levantáos! ¡Pedir tierra y Libertad! sea por Andalucía libre, España y la Humanidad.
¡Viva! La blanca y verde, ¡Viva
Nunca nos hemos distinguidos, por la defensa irracional de nuestras posturas, pero si por la defensa fundado y argumentada de nuestros ideales y creencias. Y a pesar de que el sentimiento autonomista del pueblo andaluz pareciese inexistente y oculto por décadas de pesada e impuesta loza, no fue de esa manera y basto una ligera brisa de liberta para que renaciera como una hermosa flor de semilla durmiente.
No puedo seguir escribiendo, he de reconocer que la emoción nubla mi mente y enturbia mi ya escasa vista. Pero me gustaría finalizar como prueba de cuanto digo, con la ultima estrofa de nuestro himno y que si es su deseo pueden escuchar y leer en la dirección de Internet que reseño.
¡Andaluces, Levantáos! ¡Pedir tierra y Libertad! sea por Andalucía libre, España y la Humanidad.
¡Viva! La blanca y verde, ¡Viva
Paz y Libertad
http://www.arrakis.es/~jmra/himno.htm
http://www.arrakis.es/~jmra/himno.htm
DULCE
Con esa mirada dulce,
Con ese dulce mirar,
Va luciéndose mi amiga
Con su dulce caminar.
Con ese dulce, perfume,
Que sólo las “Rosas” dan.
Siempre juntas van con ella,
Son dos ramitas de azahar.
Es dulce como el arrope,
Es dulce como la miel
Es dulce, como que es dulce.
Es su manera de ser.
La quiero por que, la quiero.
Por que la gana me da.
¿Cómo puedo no quererla,?
Con esa mirada dulce,
y ese tan dulce mirar.
febrero 2008 Para nuestra querida amiga
Con ese dulce mirar,
Va luciéndose mi amiga
Con su dulce caminar.
Con ese dulce, perfume,
Que sólo las “Rosas” dan.
Siempre juntas van con ella,
Son dos ramitas de azahar.
Es dulce como el arrope,
Es dulce como la miel
Es dulce, como que es dulce.
Es su manera de ser.
La quiero por que, la quiero.
Por que la gana me da.
¿Cómo puedo no quererla,?
Con esa mirada dulce,
y ese tan dulce mirar.
febrero 2008 Para nuestra querida amiga
miércoles, 27 de febrero de 2008
SENSACIONES
Me encanta, me encanta, me encanta. Si te encuentro junto a mí.
Me gusta, me gusta, me gusta. Tu manera de vivir.
Me encanta, me encanta, me encanta. Apreciar tu tacto.
Me gusta, me gusta, me gusta. Descubrir tu olor.
Me encanta, me encanta, me encanta. Que alborotes Tanto.
Me gusta, me gusta, me gusta. Escuchar tu voz.
Me encanta, me encanta, me encanta. Tu manera de mirarme.
Me gusta, me gusta, me gusta. Cuando yo, cuando yo te miro así.
Me encanta, me encanta, me encanta. Digo.
Me gusta, me gusta, me gusta, digo. Me gusta, ¡todo de ti!.
Febrero/2008
Me gusta, me gusta, me gusta. Tu manera de vivir.
Me encanta, me encanta, me encanta. Apreciar tu tacto.
Me gusta, me gusta, me gusta. Descubrir tu olor.
Me encanta, me encanta, me encanta. Que alborotes Tanto.
Me gusta, me gusta, me gusta. Escuchar tu voz.
Me encanta, me encanta, me encanta. Tu manera de mirarme.
Me gusta, me gusta, me gusta. Cuando yo, cuando yo te miro así.
Me encanta, me encanta, me encanta. Digo.
Me gusta, me gusta, me gusta, digo. Me gusta, ¡todo de ti!.
Febrero/2008
lunes, 25 de febrero de 2008
RELATO DE UN SUICIDA
Él rió fluye sin cesar, nubes grises acompañan mi paseo, sobre la espesa y sucia superficie se desplaza una extraña forma que sorprende quizás por carecer de ella, lenta y tenazmente la extraña forma sin forma va dejando atrás todos los obstáculos que encuentra en su camino, con continuos cambios de trayectoria, complicados caracoleos, o inmersiones inesperadas.
Ignoro porque fijo la mirada en el discurrir de las aguas y en el deambular de la forma, me siento transportado al interior de mí mismo, la vida mi vida pasada y presente, se abre paso en el doloroso fluir del pensamiento haciéndose dueña de él.
El río pronuncia mi nombre, me llama, me incita a abandonarme en sus frías aguas, tentado estoy de arrojarme en sus brazos en busca de consuelo, en la oscuridad profunda carente de luz, luz terrible vengadora luz que sin piedad alguna, perfora, taladra, orada con sus múltiples ases, la obscura pena, de no ser capaz de verla. Por favor luz no sigas, mira mi piel, siente mi piel, escucha mi piel, ya no resiste más, se ha ido quedando a jirones, en tan generoso ocaso.
Nubes grises; sobre la superficie, una forma con forma se desplaza, las frías aguas a modo de fuertes brazos cubren de sombras la fulgurante luz que a nadie alumbra. Que paz infinita, cesaron los gritos, las llamadas, cesaron los ruegos. Él rió fluye y fluye, constante, espeso, sucio, eterno.
Noviembre de 1998
Ignoro porque fijo la mirada en el discurrir de las aguas y en el deambular de la forma, me siento transportado al interior de mí mismo, la vida mi vida pasada y presente, se abre paso en el doloroso fluir del pensamiento haciéndose dueña de él.
El río pronuncia mi nombre, me llama, me incita a abandonarme en sus frías aguas, tentado estoy de arrojarme en sus brazos en busca de consuelo, en la oscuridad profunda carente de luz, luz terrible vengadora luz que sin piedad alguna, perfora, taladra, orada con sus múltiples ases, la obscura pena, de no ser capaz de verla. Por favor luz no sigas, mira mi piel, siente mi piel, escucha mi piel, ya no resiste más, se ha ido quedando a jirones, en tan generoso ocaso.
Nubes grises; sobre la superficie, una forma con forma se desplaza, las frías aguas a modo de fuertes brazos cubren de sombras la fulgurante luz que a nadie alumbra. Que paz infinita, cesaron los gritos, las llamadas, cesaron los ruegos. Él rió fluye y fluye, constante, espeso, sucio, eterno.
Noviembre de 1998
viernes, 22 de febrero de 2008
EL ESCLAVO
Entraría suavemente y a hurtadillas
Entre tus muslos,
A la busca de su calor
Siempre añorado.
Quedaría recluido en su oquedad
Gustoso, complacido en ese trato,
Sin guardianes y sin rejas,
Como esclavo.
Sobre la espalda desnuda
Soportarían el castigo
De tu látigo severo,
De indiferencia y olvido
Sin huir, sin escapar
Al dolor, de su suplicio,
A duros golpes ganado
El amor, que grillete, que cadena,
que prisión, que fuerte clavo.
Junio/97
Entre tus muslos,
A la busca de su calor
Siempre añorado.
Quedaría recluido en su oquedad
Gustoso, complacido en ese trato,
Sin guardianes y sin rejas,
Como esclavo.
Sobre la espalda desnuda
Soportarían el castigo
De tu látigo severo,
De indiferencia y olvido
Sin huir, sin escapar
Al dolor, de su suplicio,
A duros golpes ganado
El amor, que grillete, que cadena,
que prisión, que fuerte clavo.
Junio/97
martes, 19 de febrero de 2008
La puta HIPOCRESÍA
EL diccionario de la real academia de la lengua española, define a la HIPOCRESIA; como fingimiento de cualidades y sentimientos, contrarios a los que verdaderamente se tienen o se experimentan. Esta definición podría aplicarse también, a un problema económico, y social enquistado en nuestro país al que, como consecuencia de lo definido, nunca se le ha puesto solución y mucho tendrá que cambiar la cosa para que se le ponga. Estoy refiriéndome a LA PROSTITUCION.
Me resulta muy difícil de entender que, habiendo padecido y padeciendo, el ciudadano la acción recaudatoria, por no decir depredadora, de las Haciendas públicas de todos los gobiernos sucesivos de esta nuestra patria desde la dictadura hasta la democracia, cosa que entiendo y comparto, hay que recaudar y redistribuir; esa es su obligación, se consienta una actividad en extremo lucrativa sin que ésta haya sido sometida en ningún momento, a ningún modo de presión fiscal ni recaudatoria.
“El puteo”, que por cierto y contrariamente a lo que se piensa, no es el oficio más viejo de mundo pero si podríamos decir uno de los que más, lo son la caza y la pesca, primeras actividades humanas, que además de obtener la principal recompensa por su acción: comer; su resultado era intercambiable por otros elementos comunitarios tangibles o no, entiendase, compañeras, poder, prestigio, etc. Ha dispuesto siempre de modo inexplicable para mí de “patente de Corso”, es más, de una “patente de Corso” tan singular que está exenta del “Tercio del Rey,”(Parte del botín logrado por el Corsario que este debía entregar al Rey del estado, que le concedía la protección es decir “la patente”) de manera que por omisión se aprovecha de todas la prerrogativas que los soberanos otorgaban a los Corsos: pero además y para más leches, sin pagar ni un duro.
Tenemos la tendencia natural a no prestar atención a las noticias que se vienen dando acerca de la actividad, nos hemos acostumbrado a la existencia real de estas mujeres y hombres y a su inexistencia mental; y eso que si manejamos algunos datos los seres humanos que se dedican a la prostitución en España, van desde los 70 a 80.000 según fuentes de los propietarios de locales de alterne, y de los 300 a 400.000 según otras fuentes: organizaciones de defensa, de ayuda, policiales, etc.
Pero por nuestro modo de comportarnos parecen que no son personas, que son quiméricas, ocultas, e invisibles entidades de otra dimensión, una muestra más de la Hipocresía reinante, es decir, que hacemos como la avestruz, escondemos la cabeza para no ver nada,( que por cierto no es eso lo que hace; la avestruz cuando intuye algún riesgo no esconde la cabeza como se cree, al contrario; dispone de un fino oído y, la arrima al suelo para detectar en las ondas, que se propagan sobre el terreno, la cercanía o no del peligro), deberíamos aprender de ella y afrontar la problemática aunque fuese aproximando el oído para enterarnos
Las mismas fuentes mencionan que aunque no resulta fácil realizar los cálculos, dado el disimulo habitual en el sector, cuanto menos genera en torno a unos 18.000.000. de euros año ¡Si! ¡Si! Dieciocho mil millones de Euros unos 2.994.948.000 Dos billones novecientas noventa y cuatro mil millones novecientas cuarenta ocho mil. de las antiguas pesetas al año. ¿Asombroso verdad? No me puedo resistir al siguiente comentario: ¡Cuánto polvo echa España, cuanto polvo y cuanta cara dura!, estoy seguro que este tema tendría solución a menos que se lo propusieran cuatrocientas mil personas, son más gente que en la guerra y cuatrocientos mil defraudadores fiscales aún más .
La agencia tributaria, periódicamente y con gran alharaca, informa a los cuatro vientos del éxito de las campaña de inspecciones a la búsqueda de defraudadores fiscales, en el presente año han sido 20,000. Desconozco cuantas han tenido éxito pero no se porqué tanta algarabía, ¡total, hay más de cuatrocientas mil sueltos por ahí!.
Recientemente, y dado que estamos en periodo electoral, en un medio de infor/manipulación nacional, que no se distingue por serle afín, escuché al presidente Rodríguez Zapatero presumir de que en los cuatro años de su legislatura el estado había conseguido un superávit de 70.000 millones de € ,y eso sin que las meretrices y sus proxenetas hayan pagado ni un, nunca mejor dicho, puto euro.
El afán recaudo/depredador de la hacienda pública hace que una empresa tenga que pagar, más o menos ,no estoy seguro del todo pero por ahí anda, el 35% del beneficio obtenido en su gestión anual, beneficio igual a rendimiento menos gastos incluidas amortizaciones. Menciono esta substracción, porque si el “puteo” se distingue por algo, de modo singular, es por el hecho de que la inversión que se realiza, en la puesta a punto de la industria, es más bien roñosa: un vestido, un sujetador, unas bragas,( todo esto más bien escaso en tela). unos zapatos de alto tacón, y pare usted, de contar. Y de GASTOS GENERALES, el condón, un polvo para el Patrón, otro para Habitación, 20% en la Protección y el resto de lo recaudado bien guardado, resumiendo, contados son los reales pero las cuentas cabales. Conocido es que a menos gastos más beneficio, y en los autónomos, trabajadores por cuenta propia, cuyo ejemplo más palpable son “ellas”; la industria, el producto, y el transporte todo en uno, ídem de lienzo o más de lo mismo, entre módulos, SS.SS, ingresos a cuenta, declaración de IRPF, y otras gabelas, estoy por asegurar, que la aportación es algo mayor. De manera que la recaudación que podríamos fijar a vuela pelo, por decir algo, estaría entorno a un 36%, lo que supondría para el estado un montante cercano a 25,920,000 de euros, o lo que es lo mismo, 4.312.725,120 cuatro billones trescientos doce millones setecientas veinticinco mil ciento veinte Pts. en los cuatro años un 37,029% más.
Yo he realizado los cálculos para reflejarlos en este comentario y aún no me los creo, les puedo asegurar que he contrastado, en cuanto me ha sido posible, las cifras que reseño y todas las fuentes consultadas mencionan similar cantidad de volumen de negocio en, el segmento “puteo,” del resto del sector ya hablaremos. De manera que me vuelvo a plantear la misma pregunta, ¿Qué pasa, por qué se renuncia a tan ingente raudal de dinero?, con lo bien que vendría para tapar algún agujero de los muchos que siempre hay en el desarrollo más justo e igualitario de un país.
No quisiera pecar de manipulador y plantear preguntas que no tienen respuesta, pero no me queda otra solución que hacerlas para salir de dudas.
1ª Tendría respuesta, la pregunta ¿ la dificultad está en localizar los lugares dónde se realiza la actividad.?
Resultado: Los puticlub tienen mas luces que un trasatlántico de noche, y la ubicación de los lupanares, es voz populi.
2ª Tendría respuesta, la pregunta ¿ resultaría asumible, desde el punto de vista “ de la Moral Cristiana”, para el estado el reconocimiento de la Prostitución.?
Resultado: El estado es aconfesional
3ª Tendría respuesta, la pregunta ¿faltan medios para poder realizar el control de la actividad?
Resultado: Pienso que no, pero de faltar el propio control de la actividad los generaría.
4ª Tendría respuesta, la pregunta ¿tenemos reconocido el problema higiénico sanitario que la prostitución sin control supone?
Resultado: !Que va...¡
5ª Tendría respuesta la pregunta ¿Hacemos algo para controlarlo?
Resultado: !Que va...¡
6º Tendría respuesta, la pregunta ¿ es moral desde una perspectiva Cristiana o desde cualquier otra, tener ignorado, olvidado, desamparado a un colectivo tan amplio de la sociedad, como si no existiesen.?
Resultado: Bajo ninguna perspectiva.
7ª Tendría respuesta, la pregunta ¿por que se priva a este colectivo de los derechos sociales que nos hemos dado , impidiéndole cotizar como hacemos todos?
Resultado: Eso si que para mi no tiene respuesta.
8ª Tendría respuesta, la pregunta ¿siendo obligación primordial del estado la defensa del honor de las ciudadanos, aplicar un epígrafe identificativo de la actividad supondría una ofensa par el buen nombre individual?
Resultado: El que fuera dictador en un, país isleño, de nombre en honor de un rey emperador español, soluciono este tema, de un modo ingenioso. Realizaba unos cursos de formación profesional intensivos de apenas tres días y emitía un titulo que facultaba al poseedor para las labores artísticas, en toda Asia y Oceanía y especialmente en Japón y Australia, han tenido, tienen y tendrán pruebas de lo magníficamente preparadas que salían estas artista de semejantes academias de adiestramiento.
9ª Tendría respuesta, la pregunta ¿en una actividad que es rentable para todos aquellos que participan en ella. El cliente se beneficia del desahogo que le reporta, el proxeneta del fondo de comercio, la meretriz de la remuneración propiamente dicha, la madame de un porcentaje, el hostelero del múltiple alquiler del lecho. Etc. Es lícito que al resto de los ciudadanos solo nos toque, “acoquinar.”
Resultado: ¡Que me lo expliquen! ¡Que me lo expliquen!
10ª Y por poner final, se me ocurren muchas mas. Tendría respuesta. ¿ Por que ¡cojones! no hacen algo, los que pueden hacerlo?
Resultado: Esta si que tiene una respuesta clara y concisa, ¡Y acá que Sabemos...!
El. Escribidor.
Febrero/08
Me resulta muy difícil de entender que, habiendo padecido y padeciendo, el ciudadano la acción recaudatoria, por no decir depredadora, de las Haciendas públicas de todos los gobiernos sucesivos de esta nuestra patria desde la dictadura hasta la democracia, cosa que entiendo y comparto, hay que recaudar y redistribuir; esa es su obligación, se consienta una actividad en extremo lucrativa sin que ésta haya sido sometida en ningún momento, a ningún modo de presión fiscal ni recaudatoria.
“El puteo”, que por cierto y contrariamente a lo que se piensa, no es el oficio más viejo de mundo pero si podríamos decir uno de los que más, lo son la caza y la pesca, primeras actividades humanas, que además de obtener la principal recompensa por su acción: comer; su resultado era intercambiable por otros elementos comunitarios tangibles o no, entiendase, compañeras, poder, prestigio, etc. Ha dispuesto siempre de modo inexplicable para mí de “patente de Corso”, es más, de una “patente de Corso” tan singular que está exenta del “Tercio del Rey,”(Parte del botín logrado por el Corsario que este debía entregar al Rey del estado, que le concedía la protección es decir “la patente”) de manera que por omisión se aprovecha de todas la prerrogativas que los soberanos otorgaban a los Corsos: pero además y para más leches, sin pagar ni un duro.
Tenemos la tendencia natural a no prestar atención a las noticias que se vienen dando acerca de la actividad, nos hemos acostumbrado a la existencia real de estas mujeres y hombres y a su inexistencia mental; y eso que si manejamos algunos datos los seres humanos que se dedican a la prostitución en España, van desde los 70 a 80.000 según fuentes de los propietarios de locales de alterne, y de los 300 a 400.000 según otras fuentes: organizaciones de defensa, de ayuda, policiales, etc.
Pero por nuestro modo de comportarnos parecen que no son personas, que son quiméricas, ocultas, e invisibles entidades de otra dimensión, una muestra más de la Hipocresía reinante, es decir, que hacemos como la avestruz, escondemos la cabeza para no ver nada,( que por cierto no es eso lo que hace; la avestruz cuando intuye algún riesgo no esconde la cabeza como se cree, al contrario; dispone de un fino oído y, la arrima al suelo para detectar en las ondas, que se propagan sobre el terreno, la cercanía o no del peligro), deberíamos aprender de ella y afrontar la problemática aunque fuese aproximando el oído para enterarnos
Las mismas fuentes mencionan que aunque no resulta fácil realizar los cálculos, dado el disimulo habitual en el sector, cuanto menos genera en torno a unos 18.000.000. de euros año ¡Si! ¡Si! Dieciocho mil millones de Euros unos 2.994.948.000 Dos billones novecientas noventa y cuatro mil millones novecientas cuarenta ocho mil. de las antiguas pesetas al año. ¿Asombroso verdad? No me puedo resistir al siguiente comentario: ¡Cuánto polvo echa España, cuanto polvo y cuanta cara dura!, estoy seguro que este tema tendría solución a menos que se lo propusieran cuatrocientas mil personas, son más gente que en la guerra y cuatrocientos mil defraudadores fiscales aún más .
La agencia tributaria, periódicamente y con gran alharaca, informa a los cuatro vientos del éxito de las campaña de inspecciones a la búsqueda de defraudadores fiscales, en el presente año han sido 20,000. Desconozco cuantas han tenido éxito pero no se porqué tanta algarabía, ¡total, hay más de cuatrocientas mil sueltos por ahí!.
Recientemente, y dado que estamos en periodo electoral, en un medio de infor/manipulación nacional, que no se distingue por serle afín, escuché al presidente Rodríguez Zapatero presumir de que en los cuatro años de su legislatura el estado había conseguido un superávit de 70.000 millones de € ,y eso sin que las meretrices y sus proxenetas hayan pagado ni un, nunca mejor dicho, puto euro.
El afán recaudo/depredador de la hacienda pública hace que una empresa tenga que pagar, más o menos ,no estoy seguro del todo pero por ahí anda, el 35% del beneficio obtenido en su gestión anual, beneficio igual a rendimiento menos gastos incluidas amortizaciones. Menciono esta substracción, porque si el “puteo” se distingue por algo, de modo singular, es por el hecho de que la inversión que se realiza, en la puesta a punto de la industria, es más bien roñosa: un vestido, un sujetador, unas bragas,( todo esto más bien escaso en tela). unos zapatos de alto tacón, y pare usted, de contar. Y de GASTOS GENERALES, el condón, un polvo para el Patrón, otro para Habitación, 20% en la Protección y el resto de lo recaudado bien guardado, resumiendo, contados son los reales pero las cuentas cabales. Conocido es que a menos gastos más beneficio, y en los autónomos, trabajadores por cuenta propia, cuyo ejemplo más palpable son “ellas”; la industria, el producto, y el transporte todo en uno, ídem de lienzo o más de lo mismo, entre módulos, SS.SS, ingresos a cuenta, declaración de IRPF, y otras gabelas, estoy por asegurar, que la aportación es algo mayor. De manera que la recaudación que podríamos fijar a vuela pelo, por decir algo, estaría entorno a un 36%, lo que supondría para el estado un montante cercano a 25,920,000 de euros, o lo que es lo mismo, 4.312.725,120 cuatro billones trescientos doce millones setecientas veinticinco mil ciento veinte Pts. en los cuatro años un 37,029% más.
Yo he realizado los cálculos para reflejarlos en este comentario y aún no me los creo, les puedo asegurar que he contrastado, en cuanto me ha sido posible, las cifras que reseño y todas las fuentes consultadas mencionan similar cantidad de volumen de negocio en, el segmento “puteo,” del resto del sector ya hablaremos. De manera que me vuelvo a plantear la misma pregunta, ¿Qué pasa, por qué se renuncia a tan ingente raudal de dinero?, con lo bien que vendría para tapar algún agujero de los muchos que siempre hay en el desarrollo más justo e igualitario de un país.
No quisiera pecar de manipulador y plantear preguntas que no tienen respuesta, pero no me queda otra solución que hacerlas para salir de dudas.
1ª Tendría respuesta, la pregunta ¿ la dificultad está en localizar los lugares dónde se realiza la actividad.?
Resultado: Los puticlub tienen mas luces que un trasatlántico de noche, y la ubicación de los lupanares, es voz populi.
2ª Tendría respuesta, la pregunta ¿ resultaría asumible, desde el punto de vista “ de la Moral Cristiana”, para el estado el reconocimiento de la Prostitución.?
Resultado: El estado es aconfesional
3ª Tendría respuesta, la pregunta ¿faltan medios para poder realizar el control de la actividad?
Resultado: Pienso que no, pero de faltar el propio control de la actividad los generaría.
4ª Tendría respuesta, la pregunta ¿tenemos reconocido el problema higiénico sanitario que la prostitución sin control supone?
Resultado: !Que va...¡
5ª Tendría respuesta la pregunta ¿Hacemos algo para controlarlo?
Resultado: !Que va...¡
6º Tendría respuesta, la pregunta ¿ es moral desde una perspectiva Cristiana o desde cualquier otra, tener ignorado, olvidado, desamparado a un colectivo tan amplio de la sociedad, como si no existiesen.?
Resultado: Bajo ninguna perspectiva.
7ª Tendría respuesta, la pregunta ¿por que se priva a este colectivo de los derechos sociales que nos hemos dado , impidiéndole cotizar como hacemos todos?
Resultado: Eso si que para mi no tiene respuesta.
8ª Tendría respuesta, la pregunta ¿siendo obligación primordial del estado la defensa del honor de las ciudadanos, aplicar un epígrafe identificativo de la actividad supondría una ofensa par el buen nombre individual?
Resultado: El que fuera dictador en un, país isleño, de nombre en honor de un rey emperador español, soluciono este tema, de un modo ingenioso. Realizaba unos cursos de formación profesional intensivos de apenas tres días y emitía un titulo que facultaba al poseedor para las labores artísticas, en toda Asia y Oceanía y especialmente en Japón y Australia, han tenido, tienen y tendrán pruebas de lo magníficamente preparadas que salían estas artista de semejantes academias de adiestramiento.
9ª Tendría respuesta, la pregunta ¿en una actividad que es rentable para todos aquellos que participan en ella. El cliente se beneficia del desahogo que le reporta, el proxeneta del fondo de comercio, la meretriz de la remuneración propiamente dicha, la madame de un porcentaje, el hostelero del múltiple alquiler del lecho. Etc. Es lícito que al resto de los ciudadanos solo nos toque, “acoquinar.”
Resultado: ¡Que me lo expliquen! ¡Que me lo expliquen!
10ª Y por poner final, se me ocurren muchas mas. Tendría respuesta. ¿ Por que ¡cojones! no hacen algo, los que pueden hacerlo?
Resultado: Esta si que tiene una respuesta clara y concisa, ¡Y acá que Sabemos...!
El. Escribidor.
Febrero/08
¿DU LLU ESPIC INGLIS?
Me gustaria incorporar este escrito a mi blog, quiero dejar claro, y vaya por delante, que salvo de estas primeras palabras, y de las mallusculas del final, del resto no soy el autor, lo es una señora o señorita que parece ser por como lo firma, se llama, Mabel, a la que por cierto mando mi saludo y mi agradecimiento por el buen rato que me ha hecho pasar mientras lo leia, no se hace necesario un gran esfuerzo hojeando el articulo, para tomar conciencia de cuan débiles mentales podemos llegar a ser en este pais:
Desde que las insignias se llaman pins , los maricones gays , las comidas frías lunchs , y los repartos de cine castings , este país no es el mismo: ahora es mucho, muchísimo más moderno.
Antaño los niños leían tebeos en vez de comics , los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business , y los obreros, tan ordinarios ellos, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del tupper-ware .
Yo, en el colegio, hice aerobic muchas veces, pero, tonta de mi, creía que hacía gimnasia. Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés. Las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor. Evidentemente, no es lo mismo decir bacon que panceta, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall ni inconveniente que handicap ...
Desde ese punto de vista, los españoles somos modernísimos. Ya no decimos bizcocho, sino plum-cake , ni tenemos sentimientos, sino feelings .
Sacamos tickets, compramos compacs , comemos sandwiches , vamos al pub , practicamos el rappel y el raffting , en lugar de acampar hacemos camping y, cuando vienen los fríos, nos limpiamos los mocos con kleenex .
Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han mejorado mucho nuestro aspecto. Las mujeres no usan medias, sino pantys y los hombres no utilizan calzoncillos, sino slips , y después de afeitarse se echan after shave , que deja la cara mucho más fresca que el tónico.
El español moderno ya no corre, porque correr es de cobardes, pero hace footing ; no estudia, pero hace masters y nunca consigue aparcar pero siempre encuentra un parking .
El mercado ahora es el marketing ; el autoservicio, el self-service ; el escalafón, el ranking y el representante, el manager . Los importantes son vips , los auriculares walkman , los puestos de venta stands , los ejecutivos yuppies ; las niñeras baby-sitters , y hasta nannies , cuando el hablante moderno es, además, un pijo irredento.
En la oficina, el jefe esta siempre en meetings o brain storms , casi siempre con la public-relations , mientras la assistant envía mailings y organiza trainings ; luego se irá al gimnasio a hacer gim-jazz , y se encontrará con todas las de la jet , que vienen de hacerse liftings , y con alguna top-model amante del yoghurt light y el body-fitness .
El arcaico aperitivo ha dado paso a los cocktails , donde se hartan a bitter y a roast-beef que, aunque parezca lo mismo, engorda mucho menos que la carne.
Ustedes, sin ir más lejos trabajan en un magazine , no en un programa. En la tele, cuando el presentador dice varias veces la palabra O.K. y baila como un trompo por el escenario la cosa se llama show, bien distinto, como saben ustedes, del anticuado espectáculo; si el show es heavy es que contiene carnaza y si es reality parece el difunto diario El Caso, pero en moderno.
Entre medias, por supuesto, ya no ponen anuncios, sino spots que, aparte de ser mejores, te permiten hacer zapping .
Estas cosas enriquecen mucho.
Para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, solo nos queda decir con acento americano la única palabra que el español ha exportado al mundo: la palabra 'SIESTA.'
Espero que os haya gustado... yo antes de leerlo no sabía si tenía stress o es que estaba hasta los cojones. REITERO LO DICHO, CUANTISMA GILIPOLLEZ, EN EL MAS PURO CASTELLANO.
Mabel
Desde que las insignias se llaman pins , los maricones gays , las comidas frías lunchs , y los repartos de cine castings , este país no es el mismo: ahora es mucho, muchísimo más moderno.
Antaño los niños leían tebeos en vez de comics , los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business , y los obreros, tan ordinarios ellos, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del tupper-ware .
Yo, en el colegio, hice aerobic muchas veces, pero, tonta de mi, creía que hacía gimnasia. Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés. Las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor. Evidentemente, no es lo mismo decir bacon que panceta, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall ni inconveniente que handicap ...
Desde ese punto de vista, los españoles somos modernísimos. Ya no decimos bizcocho, sino plum-cake , ni tenemos sentimientos, sino feelings .
Sacamos tickets, compramos compacs , comemos sandwiches , vamos al pub , practicamos el rappel y el raffting , en lugar de acampar hacemos camping y, cuando vienen los fríos, nos limpiamos los mocos con kleenex .
Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han mejorado mucho nuestro aspecto. Las mujeres no usan medias, sino pantys y los hombres no utilizan calzoncillos, sino slips , y después de afeitarse se echan after shave , que deja la cara mucho más fresca que el tónico.
El español moderno ya no corre, porque correr es de cobardes, pero hace footing ; no estudia, pero hace masters y nunca consigue aparcar pero siempre encuentra un parking .
El mercado ahora es el marketing ; el autoservicio, el self-service ; el escalafón, el ranking y el representante, el manager . Los importantes son vips , los auriculares walkman , los puestos de venta stands , los ejecutivos yuppies ; las niñeras baby-sitters , y hasta nannies , cuando el hablante moderno es, además, un pijo irredento.
En la oficina, el jefe esta siempre en meetings o brain storms , casi siempre con la public-relations , mientras la assistant envía mailings y organiza trainings ; luego se irá al gimnasio a hacer gim-jazz , y se encontrará con todas las de la jet , que vienen de hacerse liftings , y con alguna top-model amante del yoghurt light y el body-fitness .
El arcaico aperitivo ha dado paso a los cocktails , donde se hartan a bitter y a roast-beef que, aunque parezca lo mismo, engorda mucho menos que la carne.
Ustedes, sin ir más lejos trabajan en un magazine , no en un programa. En la tele, cuando el presentador dice varias veces la palabra O.K. y baila como un trompo por el escenario la cosa se llama show, bien distinto, como saben ustedes, del anticuado espectáculo; si el show es heavy es que contiene carnaza y si es reality parece el difunto diario El Caso, pero en moderno.
Entre medias, por supuesto, ya no ponen anuncios, sino spots que, aparte de ser mejores, te permiten hacer zapping .
Estas cosas enriquecen mucho.
Para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, solo nos queda decir con acento americano la única palabra que el español ha exportado al mundo: la palabra 'SIESTA.'
Espero que os haya gustado... yo antes de leerlo no sabía si tenía stress o es que estaba hasta los cojones. REITERO LO DICHO, CUANTISMA GILIPOLLEZ, EN EL MAS PURO CASTELLANO.
Mabel
lunes, 18 de febrero de 2008
ES CURIOSA LA VIDA
Es curiosa la vida, si señores.
Que curiosa, cuantos cardos, cuantas flores.
Si, es curiosa, cuando buscas y no hayas.
Y lo es más, si se derrumban las murallas.
Murallas, hay muchas diferentes.
Murallas que amurallan, que encarcelan, que aprisionan.
Murallas que liberan, que protegen, que emblasonan.
Murallas, imaginarias líneas en la mente.
Gente como murallas, también hayas.
Gente que se derrumba o se recrece.
Gente grande, gente ancha, gente alta.
Gente firme, de mil pedazos reformada, gente fuerte.
Es curiosa la vida amurallada.
De las gentes de uno u otro lado.
De sus luces, de sus sombras.
Del futuro, del presente, del pasado.
Que es curiosa la vida.
Lo he contado.
Luces de pasión gozadas.
Sombras de dolor llorado.
Mayo/95
Que curiosa, cuantos cardos, cuantas flores.
Si, es curiosa, cuando buscas y no hayas.
Y lo es más, si se derrumban las murallas.
Murallas, hay muchas diferentes.
Murallas que amurallan, que encarcelan, que aprisionan.
Murallas que liberan, que protegen, que emblasonan.
Murallas, imaginarias líneas en la mente.
Gente como murallas, también hayas.
Gente que se derrumba o se recrece.
Gente grande, gente ancha, gente alta.
Gente firme, de mil pedazos reformada, gente fuerte.
Es curiosa la vida amurallada.
De las gentes de uno u otro lado.
De sus luces, de sus sombras.
Del futuro, del presente, del pasado.
Que es curiosa la vida.
Lo he contado.
Luces de pasión gozadas.
Sombras de dolor llorado.
Mayo/95
viernes, 15 de febrero de 2008
ME REPROCHAS
Me reprochas, que hace tiempo
Que no te digo, te quiero,
Me reprochas dulcemente
Me reprochas, y lo siento.
Es verdad, no te lo digo
No es verdad, que no lo pienso
Entre verdad y mentira
Silencios, solo silencios.
Que te quiero, tú lo sabes
No lo debes ignorar,
Que te quiero no lo dudes
Que mi querer es derecho,
Que nunca mira pa tras.
A tu cariño fundio,
Siempre sereno a tu lao
Ciego voy por tu camino,
Me tienes aquerenciao.
Aquerenciao, es querer,
Y querer, es ir muriendo,
Que morir es renacer,
Cuando se vive queriendo.
Que no te digo, te quiero
Me reprochas con tu gesto
Que hace mucho, tú me dices
No sabes cuanto lo siento.
Palabras, que el viento lleva
Palabras que borra el tiempo,
Por temor a su extravío
Grabadas, con sangre y fuego,
Están en mi pensamiento.
¡Cómo te quiero Cariño, Cariño, cuanto te quiero!
.
Marzo-97
Que no te digo, te quiero,
Me reprochas dulcemente
Me reprochas, y lo siento.
Es verdad, no te lo digo
No es verdad, que no lo pienso
Entre verdad y mentira
Silencios, solo silencios.
Que te quiero, tú lo sabes
No lo debes ignorar,
Que te quiero no lo dudes
Que mi querer es derecho,
Que nunca mira pa tras.
A tu cariño fundio,
Siempre sereno a tu lao
Ciego voy por tu camino,
Me tienes aquerenciao.
Aquerenciao, es querer,
Y querer, es ir muriendo,
Que morir es renacer,
Cuando se vive queriendo.
Que no te digo, te quiero
Me reprochas con tu gesto
Que hace mucho, tú me dices
No sabes cuanto lo siento.
Palabras, que el viento lleva
Palabras que borra el tiempo,
Por temor a su extravío
Grabadas, con sangre y fuego,
Están en mi pensamiento.
¡Cómo te quiero Cariño, Cariño, cuanto te quiero!
.
Marzo-97
miércoles, 13 de febrero de 2008
INVITACIÓN
Es de bien nacido ser agradecido, y como considero que lo soy, tengo a gala publicar que he sido invitado al popular juego de los blog “meme” y si es así es gracia a la gentileza de mi buen AMIGO Dying http://estoescribi.blogspot.com/ y asumo las normas con las que se juega, y que relaciono a continuación.
REGLAS
Primera). Cada jugador comienza con un listado de ocho cosas que quiere hacer antes de morir, ocho cosas, ocho.
Segunda). Publicar, las ocho cosas en su blog, así como las reglas del juego.
Tercera).Seleccionar a ocho personas más, invitarlas a jugar y hacer público , sus nombres o el nombre de su blog.
Cuarta). Es importante yo diría ineludible comentar, desde donde y quien nos invito a jugar.
Estas son la ocho cosas que quiero realizar antes de morir
La primera: Caminar paso a paso la ruta de la vida
La segunda: Procurarme el calzado que la amistad me brinda
La tercera: Dosificar esfuerzos y llegar al final
La cuarta: Elegir el camino, y no mirar atrás
La quinta: Hacerlo en trechos cortos, y prestar atención.
La sexta: Apreciar ,en muy alto, vivir el cada día.
La séptima: Discernir lo muy bueno que la vida me dio.
Y a la octava: Por fin, "descansar" le tocó.
REGLAS
Primera). Cada jugador comienza con un listado de ocho cosas que quiere hacer antes de morir, ocho cosas, ocho.
Segunda). Publicar, las ocho cosas en su blog, así como las reglas del juego.
Tercera).Seleccionar a ocho personas más, invitarlas a jugar y hacer público , sus nombres o el nombre de su blog.
Cuarta). Es importante yo diría ineludible comentar, desde donde y quien nos invito a jugar.
Estas son la ocho cosas que quiero realizar antes de morir
La primera: Caminar paso a paso la ruta de la vida
La segunda: Procurarme el calzado que la amistad me brinda
La tercera: Dosificar esfuerzos y llegar al final
La cuarta: Elegir el camino, y no mirar atrás
La quinta: Hacerlo en trechos cortos, y prestar atención.
La sexta: Apreciar ,en muy alto, vivir el cada día.
La séptima: Discernir lo muy bueno que la vida me dio.
Y a la octava: Por fin, "descansar" le tocó.
lunes, 11 de febrero de 2008
EL ALUMNO.
La evidencia de no poder revelarte quien soy y el hecho de estar tan cercano a tí provoca que cada día, cuando te haces presente, con un estremecimiento de mi joven cuerpo y el calvario de hallarme junto a ti extraviadamente enamorado, tome conciencia y comprenda la inmensidad de la distancia que nos separa.
Si en tu presencia sufro en silencio mis sentimientos, no es asi en el osado sueño de cada noche, que trae consigo una poderosa erección y el lúdico viaje de mi mente a través de ti.
Éste da inicio en tus delicadas y sensuales piernas por las que asciendo hasta encontrar su final, y de las que de brusco tirón arranco las minúsculas braguitas que dan intimidad al pubis y a los sedosos cabellos, templados y escurridizos como agua entre los dedos, que lo cubren, y sobre los que mi ardiente boca deposita uno y mil besos hasta que percibe la lubricada respuesta a tantas caricias.
Mi lengua temerosa con pequeños golpes sobre los labios interiores solicita permiso para horadar la profundidad de tu vagina y entrar en ella. Concedido éste por la ligera apertura de tus piernas, lo hace golosa, glotona, serpenteante, succionando cada rincón de la misma
El premio del dulce néctar y de los extasiados gemidos que son tu respuesta, me anima a ir abriendo tus muslos mientras los elevo hasta que las rodillas tocan tus endurecidos pezones, de manera, que mis ojos apasionados se deleitan en la constancia de la esplendidez de tu sexo al que de un modo magnético miro. En tanto que su tono rojo rosado parece gritarme. ¡Ámame¡
El quimérico viaje continúo y me lleva hasta tus blancos y carnosos pechos por enormes puntas coronados, pujantes y encumbrados por el lento obligar de mis dedos, del mismo modo, pequeños y tiernos mordiscos en la parte interior de tus adorados senos provoca la exudación de éstos, que mi lengua húmeda y plana recoge con deleite.
La estimulada pituitaria, detecta el almizclado olor de tus axilas y, cual sabueso a la búsqueda de su rastro, lo sigo hasta hallarlas, olerlas, morderlas, engullirlas.
Me sitúo a tu espalda, si tu “yo” percibido es sublime, el descubrimiento de la armonía de tus formas lo eleva a la categoría de divino, si bello es tu pubis, aún más bello es tu culo, profunda cueva inexplorada.
Llegado este punto, la presión del embrutecido falo se hace insoportable, con toda la delicadeza de la que soy capaz separo tus glúteos mientras mi pene deseoso se coloca a la puerta de la oscura cripta, a la espera de lograr el ambicioso objetivo de entrar en ella.
Sobre la amplia cama rodillas y codos al mismo nivel permiten que el cubito supino de tu cuerpo lo reciba en su totalidad, mientras mis manos acarician tu cintura. Cada desplazamiento de éste, en tan perfecta funda, provoca el siguiente, más rápido, más rítmico, más violento. Alentado por los quejidos placenteros que traen consigo tu primer gran estallido orgásmico.
Al percibir tan apasionada explosión, la poca serenidad que aún conservo queda por completo destruida, el gozo me arrima a la locura. Giro sobre ti situándome en el lecho con tu adorado cuerpo sobre el mío, mis ávidos labios buscan en los tuyos el consuelo a la sed que el fuego que me consume provoca. Acerco tu cuerpo con el objeto de penetrarte, tu sexo deposita lascivos fluidos que se deslizan, humedeciéndome el escroto.
No lo pienso más, con un brusco golpe de mi tronco entro profundamente en ti, cegado por el deseo inicio una loca carrera a la consecución del ansiado final, en el camino percibo tus continuados logros, tus lamentos, tus convulsiones, tus gritos de placer, tu abrazo insospechadamente poderoso, y la delicada pero firme presión sobre el alzado bastión, al que ni por un sólo instante permites el abandono de tan acogedora morada.
Mis fuerzas se agotan, mi respiración fallece, y cuando creo no conseguirlo, revienta la eyaculación buscada disparando el semen hasta lo más profundo de tus entrañas.
La culminación de tan maravilloso sueño me conduce a la realidad...me faltas “tu”. Como mudo testigo tan sólo queda, esperma sobre mí. ¡Qué desesperación¡
En la cama recostado en posición fetal, el cansancio vence de nuevo, el inquieto, pero reparador sueño, impone su ley, dos tibias lagrimas recorren mis mejillas, un oscuro he insensible manto lo cubre todo....
Mayo/95
Mayo/95
domingo, 3 de febrero de 2008
EL SINIESTRO MUNDO DE LA MODA
Tengo por costumbre recorrer los informativos diarios que emiten tanto las emisoras de radio de mi localidad como los diferentes canales autonómicos y nacionales, de televisión. Esto lo hago en la pretensión de hallar, las otras y distintas aristas que pueda contener una noticia, pues dependiendo del medio que la difunde, se acentúa, en uno u otro plano. Como llevo muchos años verificándolo he podido comprobar que en efecto, ese diferente enfoque, es una realidad; también he podido evidenciar que hay algo en lo que todos los medios están de acuerdo, es más lo están, en un doble sentido, en considerar que es una noticia que interesa a mucha gente, y de tanta entidad que resulta ineludible no incluirla en un informativo de índole nacional, siempre apretado y escaso en su tiempo, ignorando otras variadas , numerosas y de gran utilidad. Me estoy refiriendo al mundo de la moda, al ,en mi opinión, “siniestro mundo de la moda.”
Entiendo que el lector pueda encontrar mi clasificación algo exagerada. Pero no deja de ser curioso, que si bien, a lo largo de la vida de un informativo se producen muchos cambios (cambia la imagen corporativa, cambia el plató, cambia la sintonía, cambia la entradilla; creo que se llama así al momento de entrar en antena, aun que no estoy del todo seguro, e incluso cambian los presentadores) pero lo que nunca nunca cambian, pero nunca, son las noticias del mundo de la moda siempre presentes, y el modo de darlas.
No seria justo si obviara mencionar otras noticias que siguen la misma pauta, las referida al Real Madrid y al Barcelona, o lo que es lo mismo, al Barcelona y al Real Madrid. Nunca he sido un gran aficionado al deporte rey, pero tengo entendido que para que haya liga hace falta al menos treinta y tantos equipos más, que por comparativa del tiempo que le dedican los medios, parecen ser entes abstractos, pero eso es otra cuestión. Aunque si he de ser franco, también es verdad, que para constatar que en efecto son noticia de interés general, y que justifican su inclusión en un informativo, basta desplazarse a un estadio y comprobar in situ la riada humana de cada partido; cosa que aún estoy por ver, en un desfile de moda.
He realizado, a titulo personal, una encuesta que con seguridad no tendrá valor estadístico para nadie, ni sin duda le importará lo más mínimo, pero tampoco lo pretendo, lo que sí me dice esa encuesta, hecha de modo directo, personal, boca a boca y desde hace bastante tiempo, es que a un alto porcentaje de los encuestados, las noticias que se refieren al deporte rey, o a cualquier otro le llaman la atención, mientras las referidas a la moda, les importan un carajo, hasta tal punto, de no ser concientes de su aparición en los informativos. La encuesta es simple y directa, sólo dos preguntas: ¿Te interesan las reseñas que se difunden en los informativos acerca del Real Madrid o Barcelona y viceversa?
Respuesta más común: “si.”
Siguiente ¿Te interesan las novedades que se difunden en los informativos acerca de la moda?
Respuesta más común: ¡a! ¿Pero se difunden? Se sobrentiende que los encuestados, han sido paritarios !faltaría más!.
Quiero pensar que esto tiene algún significado, que verdaderamente, no deja de ser una noticia como tantas otras que se mencionan y se olvidan. Pero sigo preguntándome cuál es la siniestra mano negra que hace que no sea así, cual será el oculto fin que persigue, es más, la imaginación brilla por su ausencia, en cuanto al modo de presentar la noticia (parece no ser necesario): antiguo, invariable, y reiterativo. Como mentira, que a fuerza de ser repetida, se pretende que resulte verdad.
Veamos un ejemplo, el locutor dice, fulanito de tal, (un tal que a muchos de ellos, para el pueblo llano, sólo lo conocen en su casa a la hora de dormir) ha presentado su colección de otoño/invierno, del próximo año. Mientras hace este comentario, podemos ver sobre un estrecho pasillo, que llaman pasarela, a unas muchachitas extremadamente delgadas, con un aspecto pálido y demacrado, que se distingue a leguas que no es efecto del maquillaje sino de la ausencia de un buen cañonazo de garbanzos, y que para más INRI, se van desplazando de una extraña manera, que me recuerda, a los alardes de doma que realizan las bonitas jacas de rejoneo en los instantes previos al inicio del festejo. También podemos apreciar que lucen unos, a veces, bonitos (la verdad tiene tan sólo un camino) y otras no tanto, pero eso sí, siempre espectaculares vestidos, que a lo largo de mi vida, no les he visto puestos a nadie nunca en la calle, al contrario de lo que sucede con los diversos uniformes de los club de fútbol, que resulta cotidiano verlos en personas corriendo y emulando a sus mitos deportivos. Se puede aducir que no me he movido en los ambientes de la “jet,”que es donde supongo este tipo de vestimenta puede verse de modo habitual, y responder que tienen toda la razón, pero entonces, ¡qué carajo de interés público tiene una noticia de este tipo para que se dé en un informativo de índole nacional!. Se podría decir que se hace de ese modo porque es un sector estratégico de la economía que resulta muy rentable, que crea muchos puestos de trabajo. Y responder que tururú el de la luz; bueno el de la luz o cualquier otro que rime, porque estos de la “luz”sí que merecen capitulo aparte, éstos sí que dirigen bien la orquesta. ¿Puestos de trabajo, dónde? ¿En Asia, en África?, donde sabemos que pagan jornales míseros y las jornadas son de esclavos. Rentable ¿para quién? ¿Para los diseñadores? Que por ende casi todos son foráneos y tienen las empresas en su país. En otro momento cuando la manteca ha chorreado más, las imágenes nos muestran al personaje principal del cuento, suele ser un hombre con más plumas que un camión de edredones; que estoy por asegurar, que si bien muchas serán realidad, otras muchas, forman parte del uniforme, acompañando, mejor dicho, acompañado de las esqueléticas personas que lucen los modelitos.
Resumiré lo dicho en tres puntos:
1º En este país existen multitud de noticias, que redundan en la información y formación de la ciudadanía, que son ignoradas sistemáticamente. No diré que se eliminen totalmente las de la moda,(de hecho ya tienen sus propios programas destinados al auto bombo) pero al menos, que se compartan, de modo que el escaso tiempo del que disponen los informativos, se redistribuya con más justicia.
2º Dejemos de practicar la doble moral, por una parte el ciudadano recibe en cascada y de modo pertinaz, la información de la problemática que están produciendo los trastornos alimentarios en la juventud, mientras que por otra , se muestran, de modo habitual y diario, unas imágenes rodeadas de gran pompa y prosopopeya que presentan como sumun del triunfador a personas, que dada su extrema delgadez, sus cuerpos recuerdan a prisioneros de los campos de exterminio nazis; claro está, me refiero a las modelos. Los diseñadores no predican con el ejemplo, de lo que les apetece se ponen moraos, solo hace falta verlos, gordos y estirados como un tambor y su pellejo. Con esto queda demostrado que realmente les importa un pito lo que pueda pasarles a las modelos y a las que quieren serlo, y también demuestra que no deben de disponer de mucha destreza de oficio, pues sólo se entiende su tozudez al no querer que las modelos tengan algo más de peso en el hecho de que en las curvas es mas difícil coser que en las rectas. ¡Para que me esfuerce yo, que se jodan ellas,! “misóginos si escrúpulos”.
3º ¿El por qué de la insistencia machacona de los medios de info/manipulación, en este tema? No diré! y acá que sabemos…! Si diré, que se entiende si se presupone, que los siniestros gurús de la moda untan manteca en abundancia para que la maquinaria rule, ya se sabe, poderoso caballero es Don Dinero, ¡Porca Miseria!.
El.eskribidor
Febrero/08
martes, 29 de enero de 2008
TODOS LOS HOMBRES SOIS IGUALES, Y BUSCAIS LO MISMO
Todos los hombres sois iguales, y buscáis lo mismo. ¿Que varón no ha escuchado alguna vez a lo largo de su vida esta frase?, pienso que pocos, y lo que es aún peor, el modo insultante, peyorativo, vejatorio e injurioso, con el que la mujer suele pronunciarla.
El uso y el tiempo, han ido consiguiendo que una expresión, que tan sólo constata la realidad de un hecho, termine convirtiéndose en una sentencia sin apelación, que concluye tornando al hombre en reo de la mayor de las bajezas: “El instinto reproductor”.
Pues bien, creo llegado el momento de romper una lanza para que esto deje de ser así.
Es cierto que todos los hombres son iguales, si no de un modo absoluto en lo físico, sí en lo esencial y heredado genéticamente de sus ancestros, entre lo que se encuentra el instinto. Si bien éste, a lo largo del desarrollo de la sociedad humana se ha visto influido por ésta; de manera que me atrevo a decir que en el varón confluyen dos tipos de comportamientos instintivos, los que rige el instinto natural, y los que rige, el instinto inducido. El primero de los grupos de comportamientos, en mi opinión es el directo responsable de la dichosa frasecita.
Desde los primeros momentos de la creación, la existencia de dos sexos distintos ha tenido un solo y único fin, creced y multiplicaos, son escasos los ejemplos en que la naturaleza ha dotado a uno de sus componentes de la capacidad de auto reproducirse. Para que el creced y multiplicaros se produjese, la misma, siempre sabia, equipó a cada sexo de elementos diferenciadores, tanto físicos como químicos. Variopintas y curiosas, son las formas y los modos (inflamación de los órganos genitales, emisión de efluvios, micción de fluidos, rituales posturales, danzas espectaculares, sonidos etc.), en que las distintas especies emiten mensajes que tienen como destino el sexo opuesto, apuntándole: “estoy receptiva y dispuesta para procrear”, y digo receptiva, por que por regla general, son las hembras las que los emiten.
Pero mire usted por dónde, la hembra de la especie humana, (que es la única que siempre está preparada para ser cubierta), es a su vez la única, que carece de toda señal externa, ni física ni química, por la que el macho pueda deducir que esta apetente. De lo que se deriva que “al prenda”, para conseguir el ancestral objetivo final de que sus genes sigan expandiéndose, no le queda más remedio, que intentarlo con toda aquella que se le pone a tiro.
Por otra parte, la providencia pensó ¡creo yo!, como no haga algo, con el montón de ocupaciones, que tienen (jugando al tute y al dominó ellos, diseñando moda ellas, dándole al cristal ellos, charlando de sus cosas ellas, o degustando ricos mangares ambos, entre otras muchísimas), éstos no se juntan y van a tener menos descendencia que un caimán de madera. Y solucionó el tema creando algo que era superior en todo a todo cuanto se había engendrado hasta ese momento: “El placer del sexo” y para no tener que andar explicándolo de modo permanente, lo incorporó a unos bichitos, que hoy sabemos que se llaman cromosomas, y que parece ser son los responsables de ordenar, coordinar y poner en marcha, esta compleja máquina que es el cuerpo humano; de modo que sin necesidad de aprendizaje alguno, el macho humano tiene la lección bien aprendida y sabe perfectamente qué hacer para hacerse con su ración de placer sexual, aledaño por supuesto al ancestral fin de procrear. Digo bien, sabe qué hacer, pero ¿dónde hacerlo? Eso ya es otra cosa, y la duda existencial se perpetua generación tras generación , de manera que cuando ésta, ante la presencia de una moza de buen ver, y les aseguro, que todas son mozas de buen ver, las hay para todo tipo de visión, desde 0,25 hasta 8 dioptrías y más, pero como digo, todas de buen ver, cual si fuese el loco del cuento cervantino, se pregunta: ¿será “podenco”? y como su respuesta siempre es semejante, la duda, sin pensárselo más, se lanza al ataque.
De ahí, del primero de los grupos de comportamientos, como digo, procede la dichosa frasecita. -¿Tu que te has creído, qué soy una fulana? Desde luego, “todos los hombres sois iguales, y buscáis lo mismo.”-
Es cierto, innegable, seguro, indiscutible, categórico, indudable, etc. que todos los hombres, al menos en lo genético y salvo no muchas ecepciones, son iguales, y por el hecho de serlo, el comportamiento es el mismo, máxime cuando éste viene dado por la información implantada, en su cerebro, (de ahí las pequeñas ecepciones, la información es otra) desde la creación de la existencia.
De manera que no considero justo el trato humillante que la puñetera frase encierra. El hombre busca en la mujer lo que una muda, pero autoritaria voz interior, le ordena que busque, y obediente busca, hasta que halla, y cuando halla, comienza la batalla, batalla por cierto, que es la única conocida en la que ambos contendientes se lo pasan “bomba,”por hacer alusión a algún terminó bélico.
Solo resta dejar clara una última cuestión. Se ha recriminado, se recrimina, y de no producirse algún sorprendente cambio, ser recriminará, el modo totalmente natural e instintivo de comportarse los hombres en esta cuestión. Pero, en ningún momento, se ha reconocido, se reconoce, ni se reconocerá, la conducta totalmente inducida que ha hecho que ante ciertos estados, los hombres, antepongan a su instinto reproductor, ante todo y sobre todo, el respeto a las hembras por muy apetecibles que sean y esten, que en estos estados se encuentran.
El uso y el tiempo, han ido consiguiendo que una expresión, que tan sólo constata la realidad de un hecho, termine convirtiéndose en una sentencia sin apelación, que concluye tornando al hombre en reo de la mayor de las bajezas: “El instinto reproductor”.
Pues bien, creo llegado el momento de romper una lanza para que esto deje de ser así.
Es cierto que todos los hombres son iguales, si no de un modo absoluto en lo físico, sí en lo esencial y heredado genéticamente de sus ancestros, entre lo que se encuentra el instinto. Si bien éste, a lo largo del desarrollo de la sociedad humana se ha visto influido por ésta; de manera que me atrevo a decir que en el varón confluyen dos tipos de comportamientos instintivos, los que rige el instinto natural, y los que rige, el instinto inducido. El primero de los grupos de comportamientos, en mi opinión es el directo responsable de la dichosa frasecita.
Desde los primeros momentos de la creación, la existencia de dos sexos distintos ha tenido un solo y único fin, creced y multiplicaos, son escasos los ejemplos en que la naturaleza ha dotado a uno de sus componentes de la capacidad de auto reproducirse. Para que el creced y multiplicaros se produjese, la misma, siempre sabia, equipó a cada sexo de elementos diferenciadores, tanto físicos como químicos. Variopintas y curiosas, son las formas y los modos (inflamación de los órganos genitales, emisión de efluvios, micción de fluidos, rituales posturales, danzas espectaculares, sonidos etc.), en que las distintas especies emiten mensajes que tienen como destino el sexo opuesto, apuntándole: “estoy receptiva y dispuesta para procrear”, y digo receptiva, por que por regla general, son las hembras las que los emiten.
Pero mire usted por dónde, la hembra de la especie humana, (que es la única que siempre está preparada para ser cubierta), es a su vez la única, que carece de toda señal externa, ni física ni química, por la que el macho pueda deducir que esta apetente. De lo que se deriva que “al prenda”, para conseguir el ancestral objetivo final de que sus genes sigan expandiéndose, no le queda más remedio, que intentarlo con toda aquella que se le pone a tiro.
Por otra parte, la providencia pensó ¡creo yo!, como no haga algo, con el montón de ocupaciones, que tienen (jugando al tute y al dominó ellos, diseñando moda ellas, dándole al cristal ellos, charlando de sus cosas ellas, o degustando ricos mangares ambos, entre otras muchísimas), éstos no se juntan y van a tener menos descendencia que un caimán de madera. Y solucionó el tema creando algo que era superior en todo a todo cuanto se había engendrado hasta ese momento: “El placer del sexo” y para no tener que andar explicándolo de modo permanente, lo incorporó a unos bichitos, que hoy sabemos que se llaman cromosomas, y que parece ser son los responsables de ordenar, coordinar y poner en marcha, esta compleja máquina que es el cuerpo humano; de modo que sin necesidad de aprendizaje alguno, el macho humano tiene la lección bien aprendida y sabe perfectamente qué hacer para hacerse con su ración de placer sexual, aledaño por supuesto al ancestral fin de procrear. Digo bien, sabe qué hacer, pero ¿dónde hacerlo? Eso ya es otra cosa, y la duda existencial se perpetua generación tras generación , de manera que cuando ésta, ante la presencia de una moza de buen ver, y les aseguro, que todas son mozas de buen ver, las hay para todo tipo de visión, desde 0,25 hasta 8 dioptrías y más, pero como digo, todas de buen ver, cual si fuese el loco del cuento cervantino, se pregunta: ¿será “podenco”? y como su respuesta siempre es semejante, la duda, sin pensárselo más, se lanza al ataque.
De ahí, del primero de los grupos de comportamientos, como digo, procede la dichosa frasecita. -¿Tu que te has creído, qué soy una fulana? Desde luego, “todos los hombres sois iguales, y buscáis lo mismo.”-
Es cierto, innegable, seguro, indiscutible, categórico, indudable, etc. que todos los hombres, al menos en lo genético y salvo no muchas ecepciones, son iguales, y por el hecho de serlo, el comportamiento es el mismo, máxime cuando éste viene dado por la información implantada, en su cerebro, (de ahí las pequeñas ecepciones, la información es otra) desde la creación de la existencia.
De manera que no considero justo el trato humillante que la puñetera frase encierra. El hombre busca en la mujer lo que una muda, pero autoritaria voz interior, le ordena que busque, y obediente busca, hasta que halla, y cuando halla, comienza la batalla, batalla por cierto, que es la única conocida en la que ambos contendientes se lo pasan “bomba,”por hacer alusión a algún terminó bélico.
Solo resta dejar clara una última cuestión. Se ha recriminado, se recrimina, y de no producirse algún sorprendente cambio, ser recriminará, el modo totalmente natural e instintivo de comportarse los hombres en esta cuestión. Pero, en ningún momento, se ha reconocido, se reconoce, ni se reconocerá, la conducta totalmente inducida que ha hecho que ante ciertos estados, los hombres, antepongan a su instinto reproductor, ante todo y sobre todo, el respeto a las hembras por muy apetecibles que sean y esten, que en estos estados se encuentran.
No obstante lo dicho, y como un ejercicio de autocrítica siempre pensare “¡y acá, qué sabemos...!”
El eskribidor
Enero/2008
El eskribidor
Enero/2008
lunes, 28 de enero de 2008
FELIZ CUMPLEAÑOS
A pesar del tiempo transcurrido, aún me resulta inolvidable, un instante de mi vida:
Despertaba el día esplendorosamente, el sol hacía su aparición por el horizonte, la noche se consumó, en la práctica de mi deporte favorito, la pesca, no tenía de qué quejarme, las capturas habían sido suficientes.
De modo súbito, mi amigo Iván exclamó con su cálida voz caribeña: -¡atiende compañero!, ¿alguna vez te hablé de Lucrecia?; -¿de quién de esa chica que vive junto a tu casa?-, -Si- afirmó, -¡claro!, estoy por asegurar, que ésta es, la que hace treinta veces, que la mencionas esta noche-, -¡mira compañero!, la amo, ¿te lo dije?. La amo, ¿entiendes lo que quiero decir?-,-supongo que sí-, asentí, -¡mira compañero!, cuando la contemplo, siento que todo mi cuerpo se estremece, cuando acaricio su piel, y estrecho su talle, una luz cegadora se adueña de mi pensamiento, ¡compañero!, cuando susurra que me ama, los latidos de mi corazón son tantos y tan violentos, que parece no ser suficiente el oxígeno que le hago llegar, con mi respiración entrecortada, ¡mira compañero!, en tu país sé que decís, que en estas ocasiones se está en el séptimo cielo, yo no creo en el cielo, pero si es algo, que se asemeja a lo que siento en esos momentos, no me importaría morir para estar siempre junto a ella, en ese lugar-. Mientras escuchaba su relato, mi mente fue recontando de modo automático, todas y cada una, de las veces que me había dicho que la amaba, lo que sólo había sido un comentario al azar, terminó por convertiste en un hecho muy real, habían sido exactamente treinta, las ocasiones en que Iván dijo, o mejor, gritó su adoración por Lucrecia. Algunas copas de rom, compartieron conmigo tan larga vigilia, y entre sus brazos sensuales, una ligera somnolencia se fue apoderando de mí. Iván de manera reiterada, continuaba su salmodia, -¡mira compañero!, ya sé que es mayor que yo, ya sé que tiene cuarenta años, que no es frecuente que sea así, pero que importa, la amo, ¡compañero!, la amo-.
El agua estaba templada, mis pies dentro de ella, así me lo corroboraban, la brisa marina acariciaba cada poro de mi piel, aliviando el suave calor de la mañana; recostado en la arena, el peso de mi cuerpo, libre de cualquier dolor ni molestia, resultaba inmaterial, en mi imaginación se recrearon los instantes vividos horas antes con una preciosa muchachita de bruñida piel morena, y los que viviría a mi regreso a España. No tenia nada, no quería nada, las preocupaciones, que eran muchas, parecían no existir, y disfrutaba del dulce dolor, que la añoranza de mi tierra lejana, producía en mi. En la distancia sonaba un sensual son cubano de caliente ritmo, mi amigo Iván, seguramente también bajo el efecto del rom, persistía en el relato de su amor, y la pasión que despertaba en él aquella mujer de cuarenta años. Imprevistamente, dentro de mi, se fue produciendo un fenómeno que llegó a asustarme, semejante éxtasis sólo podía provocarlo la paz celestial; por unos momentos creí que ya no formaba parte de este mundo, la solución llegó tan de improviso como la consideración del fenómeno, simplemente era absoluta, total, e inmensamente feliz. El tomar conciencia de este hecho, me devolvió a la realidad cotidiana, corría el verano español del año de gracia de 1973.
A lo largo del resto de mi vida he llegado a creer que se había repetido ese instante en algunas otras ocasiones. Pero o la brisa marina no acariciaba cada poro de mi piel, o el agua estaba fría, o mi cuerpo se encontraba pesado y dolorido, o estaba sin recursos, tieso, o la preciosa muchacha de bruñida piel morena, brillaba por su ausencia, o en fin, el dulce dolor de la añoranza hacía mutis por el foro. La realidad es que siempre he pensado, que el principal obstáculo que ha impedido que no haya sido así, sin la menor duda no es otro, que la ausencia de mi amigo Iván, exclamando, con su cálida voz caribeña: -Mira ¡compañero!, ¿alguna vez te hablé de Lucrecia?, mira ¡compañero!, la amo ¿te lo dije? La amo-. Etc...etc.
Cariño, te deseo que cada día del resto de tu vida, venga provisto de un instante de felicidad semejante al que yo viví, al que sin la menor duda, mucho contribuyó el amor que a mi amigo Iván le hacia sentir Lucrecia, una maravillosa mujer de cuarenta años.
Solo te diré que, paradójicamente y a pesar del tiempo transcurrido, ahora estoy empezando a comprenderle.
El escribidor
Despertaba el día esplendorosamente, el sol hacía su aparición por el horizonte, la noche se consumó, en la práctica de mi deporte favorito, la pesca, no tenía de qué quejarme, las capturas habían sido suficientes.
De modo súbito, mi amigo Iván exclamó con su cálida voz caribeña: -¡atiende compañero!, ¿alguna vez te hablé de Lucrecia?; -¿de quién de esa chica que vive junto a tu casa?-, -Si- afirmó, -¡claro!, estoy por asegurar, que ésta es, la que hace treinta veces, que la mencionas esta noche-, -¡mira compañero!, la amo, ¿te lo dije?. La amo, ¿entiendes lo que quiero decir?-,-supongo que sí-, asentí, -¡mira compañero!, cuando la contemplo, siento que todo mi cuerpo se estremece, cuando acaricio su piel, y estrecho su talle, una luz cegadora se adueña de mi pensamiento, ¡compañero!, cuando susurra que me ama, los latidos de mi corazón son tantos y tan violentos, que parece no ser suficiente el oxígeno que le hago llegar, con mi respiración entrecortada, ¡mira compañero!, en tu país sé que decís, que en estas ocasiones se está en el séptimo cielo, yo no creo en el cielo, pero si es algo, que se asemeja a lo que siento en esos momentos, no me importaría morir para estar siempre junto a ella, en ese lugar-. Mientras escuchaba su relato, mi mente fue recontando de modo automático, todas y cada una, de las veces que me había dicho que la amaba, lo que sólo había sido un comentario al azar, terminó por convertiste en un hecho muy real, habían sido exactamente treinta, las ocasiones en que Iván dijo, o mejor, gritó su adoración por Lucrecia. Algunas copas de rom, compartieron conmigo tan larga vigilia, y entre sus brazos sensuales, una ligera somnolencia se fue apoderando de mí. Iván de manera reiterada, continuaba su salmodia, -¡mira compañero!, ya sé que es mayor que yo, ya sé que tiene cuarenta años, que no es frecuente que sea así, pero que importa, la amo, ¡compañero!, la amo-.
El agua estaba templada, mis pies dentro de ella, así me lo corroboraban, la brisa marina acariciaba cada poro de mi piel, aliviando el suave calor de la mañana; recostado en la arena, el peso de mi cuerpo, libre de cualquier dolor ni molestia, resultaba inmaterial, en mi imaginación se recrearon los instantes vividos horas antes con una preciosa muchachita de bruñida piel morena, y los que viviría a mi regreso a España. No tenia nada, no quería nada, las preocupaciones, que eran muchas, parecían no existir, y disfrutaba del dulce dolor, que la añoranza de mi tierra lejana, producía en mi. En la distancia sonaba un sensual son cubano de caliente ritmo, mi amigo Iván, seguramente también bajo el efecto del rom, persistía en el relato de su amor, y la pasión que despertaba en él aquella mujer de cuarenta años. Imprevistamente, dentro de mi, se fue produciendo un fenómeno que llegó a asustarme, semejante éxtasis sólo podía provocarlo la paz celestial; por unos momentos creí que ya no formaba parte de este mundo, la solución llegó tan de improviso como la consideración del fenómeno, simplemente era absoluta, total, e inmensamente feliz. El tomar conciencia de este hecho, me devolvió a la realidad cotidiana, corría el verano español del año de gracia de 1973.
A lo largo del resto de mi vida he llegado a creer que se había repetido ese instante en algunas otras ocasiones. Pero o la brisa marina no acariciaba cada poro de mi piel, o el agua estaba fría, o mi cuerpo se encontraba pesado y dolorido, o estaba sin recursos, tieso, o la preciosa muchacha de bruñida piel morena, brillaba por su ausencia, o en fin, el dulce dolor de la añoranza hacía mutis por el foro. La realidad es que siempre he pensado, que el principal obstáculo que ha impedido que no haya sido así, sin la menor duda no es otro, que la ausencia de mi amigo Iván, exclamando, con su cálida voz caribeña: -Mira ¡compañero!, ¿alguna vez te hablé de Lucrecia?, mira ¡compañero!, la amo ¿te lo dije? La amo-. Etc...etc.
Cariño, te deseo que cada día del resto de tu vida, venga provisto de un instante de felicidad semejante al que yo viví, al que sin la menor duda, mucho contribuyó el amor que a mi amigo Iván le hacia sentir Lucrecia, una maravillosa mujer de cuarenta años.
Solo te diré que, paradójicamente y a pesar del tiempo transcurrido, ahora estoy empezando a comprenderle.
El escribidor
Nov/97
miércoles, 23 de enero de 2008
A TUS PIERNAS
A tus piernas tan hermosas y atrayentes
Les dedico mis deseos y mi mente,
Me subyuga imaginarme entre su aprieto,
Me apasiona recorrerlas lentamente.
Me enloquece
Modelarlas sin mesura
Me estremece
Su calor, su luz oscura.
La ceguera de mi piel, que al tacto mira,
Halla en su dermis vestal mensajes mudos,
Lenguaje de placer, punto de encuentro,
Encrucijada, ofuscación, deleite puro.
Cuando te veo mi amor, estallo dentro
Como bengala de fugaz luz esplendorosa
Cuando someto la lujuria de tus piernas
No hay caricia más caricia, no hay otra cosa.
Sep/97
Les dedico mis deseos y mi mente,
Me subyuga imaginarme entre su aprieto,
Me apasiona recorrerlas lentamente.
Me enloquece
Modelarlas sin mesura
Me estremece
Su calor, su luz oscura.
La ceguera de mi piel, que al tacto mira,
Halla en su dermis vestal mensajes mudos,
Lenguaje de placer, punto de encuentro,
Encrucijada, ofuscación, deleite puro.
Cuando te veo mi amor, estallo dentro
Como bengala de fugaz luz esplendorosa
Cuando someto la lujuria de tus piernas
No hay caricia más caricia, no hay otra cosa.
Sep/97
martes, 22 de enero de 2008
LA CANDONGA DE LOS COLECTIVEROS
Llegados estos momentos que preceden a una elecciones, invariablemente escucho de modo reiterado, un concierto algo parecido al que conocemos, como el de año nuevo, monotemático como éste, pero sin dudar, menos bonito, al que denomino, la candonga de los colectiveros, es decir al canto reiteradamente pesado, de cada uno de los políticos elegibles, que ensalzan sus triunfos, entiéndase promesas cumplidas, obviando las que no lo han sido, o vilipendian los que para ellos, ¡como no¡, son los fracasos de los de la oposición. En semejante berrea; término montero que describe una agresiva y pasional escandalera, no es muy importante lo que se diga, lo de menos es su contenido, lo importante de verdad es que lo que se diga, se haga con firmeza y aparente convencimiento, es sabido que una mentira suficientemente repetida puede terminar convirtiéndose en una verdad. Como indicaba, no importa lo que se diga, al fin y al cabo no deja de ser un diálogo de sordos, el más espectacular, dirigido, y bien administrado, diálogo de sordos. Un refrán verdadero como todos ellos dice, “prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido.”
Mi madre me contaba una anécdota, que transcribo, y que define en mi opinión, de modo claro lo que he querido decir.
En una calle aledaña al centro urbano de la ciudad en la que vivo, con nombre de metal precioso, por más señas, en aquellos tiempos se ubicaba una barbería. Pues bien, de esta barbería de modo inesperado, una tarde, surgió como un vendaval un hombre joven que al parecer era un tanto débil mental; mi madre dedujo que era así, por que si bien en aquella época, las familias que tenían algún miembro en semejantes condiciones lo ocultaba como una ignominia, este joven, que según me contaba, era ancho como un armario de seis puertas, largo como un día sin pan y un domingo sin dinero, estaba vestido entre otras prendas, con un Babi, que dado el agitado paso con el que caminaba, y al estar desabrochados todos los botones salvo el del cuello, flotaba al viento, cual paracaídas de aquellos con forma de una inmensa boina, y que estaban concebidos con una doble función, la primera, la propia de parar la caída, y la segunda y no menos importante, la de consuelo moral, ya que si no se abría, cosa algo frecuente en aquellos años, pero eso si muy silenciada, al menos ayudaba el saber que dado el tamaño de la lona el costalazo a pesar de la velocidad resultaría más ternito. Calzaba unos zapatos negros, del tamaño de dos curas acostaos, curas de los de antes de los de sotanas, claro está. También me comentó, que tuvo que detener su paso, puesto que trás el joven apareció, no menos rápido, una señora que sin duda seria la suya, y que de un modo agitado, iba diciéndole,: “Manolito, ¿Dónde vas?, pero Manolito ¿has visto lo que has hecho?;” parece ser que en su deseo de libertad el joven arrancó el brazo derecho del sillón de la barbería, y al estilista de turno, le soltó una sacudida, que terminó clavándole en la espalda, uno de los muchos peines del establecimiento, mientras lo seguía le gritaba, “Manolito, como te vas a marchar a medio pelar”; en ese estado decía mi madre se encontraba Manolito, que mas que Manolito parecía Sitting Bull, Toro Sentado, Manolito tal, Manolito cual, en fin todo aquello que se le ocurría, a la pobre señora para recuperar el control sobre Manolito, que ya tenia, sin duda vestidos, esos que tienen, negros, chiquitillos, y pegaos al culo, los tigres. Haciendo caso omiso a cuanto le decía, realizaba grandes aspavientos con las manos, y en prueba de su inmenso deseo de libertad, Manolito, repetía de modo obsesivo, “¡como si no hablaras!, ¡como si no hablaras!, ¡como si no hablaras!”.
De manera que yo me pregunto ¿Cuántos Manolitos hay en la política de este país?, ¿Cuántos ¡como si no hablaras!?, ¿cuantos de esos sordos recalcitrantes?, que se empañan en no escuchar, que digo en no escuchar,¡no!¡no!, ni tan siquiera en oír, que es la peor de las sorderas, el clamor silencioso del ciudadano, que de modo discreto pero intenso, le envía permanentes, mensajes que tienen mucho que ver con su sentir, con las preocupaciones cotidianas. Lo triste, lo verdaderamente triste, es que los mensajes llegan, que no pueden aducir desconocimiento, simple y llanamente, se ignoran, se depositan en el cuarto de los trastos, “¿como osa el elector, dirigirse a mí, si no es solo para votarme?, ¡hasta ahí podíamos llegar!”.
¿Por que sucede esto?, la señora Antonia, mujer de fina sabiduría, adquirida en la lucha diaria en los trabajos más rudos, hacía uso de una frase, lapidaria y concluyente.
¡Y acá, que sabemos!
El escribidor
Enero/2008
viernes, 18 de enero de 2008
LA OBSESION, EL DESEO prologo, capitulo I
PROLOGO
La obsesión, el deseo:
No deja de ser, un ejercicio literario sin grandes pretensiones. En el que su autor, ambiciona dar forma a una historia de amor, deseo y sexo un tanto perturbadora. Desde el doble sentir de sus protagonistas.
Se describe sucintamente una época, un modo de vida, así como una sucesión de hechos, y como afectan estos, a cada uno de los personajes.
De que lo haya logrado o no, el lector es juez, y en sus manos esta la decisión, y a su libre albedrío, por lo que a su juicio lo someto.
I
Nunca pensé que lo imaginado y siempre deseado pudiese llegar a ser una realidad.
I
Nunca pensé que lo imaginado y siempre deseado pudiese llegar a ser una realidad.
Como tantas otras , la noche se presentaba fría, si bien bajo el nórdico la temperatura era mucho mas acogedora, diría que incluso calurosa; me había acostado temprano como era habitual en mí, costumbre que producía que a su vez el despertar también lo fuese.
En el oscuro silencio de las sombras la mente entra en un letargo involuntario, en el que la realidad se difumina hasta el punto de dejar de serlo; siempre que se repetía este estado de conciencia inconsciente, me producía la misma perturbación.
Viene de lejos, de muy lejos, de cuando yo era un adolescente, mejor diría un niño, con el interno y obsesivo deseo de poseer a la hermosa mujer que era la madre de un amigo mío.
Nací y me crié en época dura, en un país rudo. Muchas eran las carencias de todo tipo, los jóvenes como yo, apenas si podíamos permitirnos lujos ningunos; más bien podría decir que el único lujo que podía consentirme era soñar, soñar no costaba dinero, si bien, también existían limitaciones en esto, en una sociedad tan opresiva, negra y deprimente como de la que hablo. Asimismo, había un tipo de sueños ilícitos, castigados con el fuego de los infiernos: los amatorios y sus gratas sensaciones.
A ciertas edades, y de modo totalmente natural, las hormonas van produciendo en el ser humano grandes cambios físicos, que causar, el despertar de éste al mundo de los sentidos y de las emociones. Estos cambios, se acentúan notablemente en el macho de las especie humana relegando a segundo término todo aquello que no tenga que ver con el deseo, siempre insatisfecho, de abrazar, acariciar, besar, o poseer a una hembra de la misma especie, con el atávico y único fin de procrear, “según dicen”. Desde luego opino que el deseo, no deja de ser sumamente atávico y por supuesto, siempre, íntimamente, insatisfecho.
En estas suertes andaba, acentuadas las mismas, por el descubrimiento luminoso y único que tuvo lugar a la temprana edad de 12 años, cuando jugando distraídamente con mi pequeño miembro, éste creció hasta un tamaño inusitado, y de modo explosivo, un día sentí y disfruté, de mi primer orgasmo; consecuencia de lo que más tarde, conocería como masturbación o de manera más coloquial, “paja”, denominación de un alimento agrario, que ni el mejor de los jamón de pata negra podrá nunca llegar a superar.
Como decía, en esas vicisitudes me hallaba, reprimiendo duramente los deseos que despertaba en mí la espléndida madre de mi mejor amigo, mi amigo del alma, por el que sentía el mismo afecto que podía sentir por un hermano.
No era una mujer espectacular, nunca lo fue, y mucho menos si la comparamos con los cánones actuales, pero eso sí, sensual, deseable e irresistible para mí.
En las cortas luces que me permitían mis 15 años, me daba perfecta cuenta de cuanto he descrito, lo que aumentaba más si cabía mi confusión. Sabía que no estaba bien el deseo que sentía, la atracción física insana e irreprimible que motivaba el estar rondándola siempre cerca, como depredador hambriento a la espera de la ocasión propicia, para lanzarse sobre su presa; pero eso sí, manteniendo siempre, una prudente distancia, pues si mi pasión era inmensa, más lo era el temor de que tomase conciencia de ésta, y me obligara a separarme de ella, y no poder mirar más su amada figura, ni acariciar sus senos blancos, tiernos, dulces, cálidos, de pezones henchidos, y dispuestos a recibir el degustar de mis ardorosos labios, me resultaba insoportable. Todo lo dicho, claro está, fruto de mi imaginación. La realidad estaba limitada al tamaño de sus senos, las innumerables veces que los había mirado de soslayo, y el uso frecuente de esta imagen, para la consecución de ocultas y muy gratas metas, motivaría, que con posterioridad, pudiese comprobar que mis cálculos habían sido perfectos.
Pero ¿como acercarme sin producir su rechazo inmediato? La duda, la maldita duda, estaba consiguiendo que tomase conciencia de que éste era un problema difícil de solucionar. En mi imaginación había ideado absurdas e imposibles modos de hacerlo, cada vez más confusos, esta situación me martirizaba, me angustiaba, me irritaba, me agriaba el carácter. Además, forzosamente tenía que ser discreto, y que mi pasión no la detectara ni ella, ni cualquier otro miembro de la familia, ni por supuesto, mí amigo Oscar.
Sólo hallaba consuelo en la intimidad de mi habitación, donde mi pensamiento vagaba libre sin límite y los lances de amor y sexo resultaban posibles, pero la cruda realidad se imponía y la frustración aumentaba finalizado el clímax.
Dicen que el amor lo puede todo, y si a éste le unimos algo de suerte y el valor que da la locura, puede llegar a producirse, como se produjo, el milagro.
Siempre he sido un manitas, y en aquellos tiempos de escasez, eso era algo que se apreciaba mucho, quiero decir con esto, que cuando se producía cualquier pequeña avería en los domicilios de mis vecinos, conocidos, o amigos, era el primero en ser requerido para dar solución al estropicio, si era posible. Total, poco perdían con hacerlo, pues nos les cobraba nada.
A lo largo de los años, habían sido frecuentes, con más éxito que fracaso, mis intervenciones, como aprendiz de todo y maestro de nada, en el domicilio de mi amigo Oscar. Cuando me precisaba, simplemente me decía: “Nano, mi madre me ha dicho que tiene tal rotura, que haber si puedes ir a repararla”. Desde ese momento, yo organizaba mi tiempo para poder ir. Como resulta comprensible, en este caso, la premura se imponía; el poder estar cerca de la mujer mas deseada por mí, dirigirme a ella, y poderla mirar directamente con un motivo, sin tener que hacerlo a escondidas y procurando esquivar cualquier mirada que pudiera resultar inquisidora, era un auténtico gozo.
Aquel día disponía de la mañana libre, las tareas hechas y el comentario a mis padres de que iba a realizar una reparación, con su autorización y si había suerte. A primera hora, es decir, sobre las nueve y media de la mañana, me personé en la casa de Oscar, recuerdo que era miércoles, oportuno día de la semana para ciertos menesteres, como después el tiempo me demostraría, con la suposición de que además de la madre, habría algún otro miembro de la familia; en aquel entonces eran él y tres hermanos más, de lo que sí estaba seguro es de no encontrar al cabeza de familia, pues a lo largo de los años, recuerdo no haberlo visto más de un par de veces, pero cual no sería mi grata sorpresa, cuando respondiendo a mi llamada a la puerta, abrió mi amada, con un peine en la mano, al verme dijo: “Nano, entra, en la cocina hay una fuga en el desagüe, pierde agua cuando vació el fregadero, ahora voy, estoy terminando de vestirme, míralo pero no hagas nada que te voy a preparar de desayunar”. Desayunar, magnífica palabra, el momento más grato del día para mí. cada mañana, mi padre y yo, seguíamos el mismo ritual en el desayuno: me sentaba a la mesa y comenzaba este, comiendo tostadas con aceite y bebiendo café con leche, cuando finalizaba mi ración de rebanadas decía: -papá si me prepararas unas pocas más terminaría el café que me queda- que obviamente, había procurado reservar , mi padre así lo hacia ; cuando concluía el café decía: -papá, con un poquito, terminaría estas tostadas- y mi padre me lo preparaba , y del mismo modo, un par de veces o tres, dependiendo del día, hasta que cuando iba proponer –papá…-, me interrumpía diciendo: -lo que sobre para el perro-, naturalmente, nunca sobraba nada.
Fui a la cocina, me agaché y de inmediato localicé donde estaba el problema, una junta de goma, que unía el desagüe al fregadero, no estaba ajustada; avería fácil de reparar. No hice nada y me senté a esperar mi desayuno; la guerra es la guerra, y un buen desayuno no podía rechazarse. Trascurridos unos minutos apareció ella, no mentía, venia de terminar de arreglarse; en esa época, los artilugios, ungüentos, mejunjes, y otros que hoy en día existen, para resaltar y en algo restaurar la belleza de la mujer, eran escasos, ¿por que eran escasos?, por que eran caros y su uso estaba restringido a momentos especiales. Cuando la vi mi corazón dio un vuelco, estaba tan bonita, tan apetecible, tenia una tez ligeramente morena, de aspecto suave y tersa, unos acaramelados ojos de mirada triste pero preciosos, unos labios de un tenue color rosado, e inconscientemente lascivos, un cuello largo y firme destinatario de miles de mis besos en momentos de ensoñación; un cuerpo curvilíneo, exuberante, voluptuoso, en el que la rotundidad de sus senos resultaba evidente e incitadora; y que decir de sus piernas: bellísimas, siempre embutidas en unas medias de tejido algo grueso, de colores claros asalmonados, rematadas en zapatillas de paño estampado con pequeñas cuñas en la suela. En las contadas veces que la había visto con zapato de tacón alto, éstos siempre estaban acompañados de medias, de las llamadas en la época, de cristal que tersaban las piernas, complementando el sensual y atrayente caminar que producían este tipo de tacones.
Entró en la cocina diciéndome:- Nano, ¿ya sabes que es lo que ocurre?- le dije que sí, -pues espera a tomarte el desayuno antes de hacer nada-. Se movía constantemente, de un lado a otro, cogiendo y soltando lo necesario para prepararlo. Yo la miraba en silencio disfrutando de tenerla tan cerca y para mi solo, cuando terminó se sentó. Mientras desayunaba no dejaba de mirarla, tuve la sensación de que se dio cuenta de cómo la deseaba, y en mi enajenación creí ver en su mirada un cierto aire juguetón y comprensivo. Terminamos de desayunar y le pedí que me diese la caja de las herramientas para iniciar el trabajo de reparación, la caja estaba tras de mi, en un pequeño habitáculo que servia de despensa en la cocina. No sé por qué no me indicó que la cogiese yo, pues sabía que sabría muy bien donde hallarla; pero no lo hizo, lo hizo ella misma, y al pasar junto a mí, su cuerpo, su armonioso cuerpo, me rozó profusamente, mejor diría, se deslizó sobre el mío, con el tiempo oportuno para transmitirme su calor. Esto me desequilibró, puso mi alma a mil por hora y me provocó una erección, de tal calibre, que por mucho que quise evitarlo resultó del todo imposible que no se notase. Confuso y aturdido, decidí concentrarme en el trabajo que había que hacer, rápidamente, tomé las herramientas y me puse a ello, pero no tuve en cuenta la posición en que tenía que realizarlo, cara arriba con medio cuerpo dentro del mueble del fregadero y el otro medio completamente expuesto a la mirada de ella; cuando caí en la cuenta ya estaba manejando la llave inglesa en la posición indicada, y mi erección resultaba ser el punto más prominente y destacado del horizonte cercano. Ante la manifiesta incapacidad para controlarla asumí que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, como decía mi paisano el gran torero Rafael Guerra “guerrita”, también intenté, por todos los medios, concentrarme en lo que estaba haciendo pero sin conseguirlo del todo. En mi postura, veía pasar constantemente sus piernas, que resultaban imán para mi mirada. Todo se complicó cuando le pedí que sujetase por arriba la boca del desagüe mientras yo lo apretaba por abajo, esto causó que se arrimase al fregadero y sus piernas quedasen ubicadas muy cerca de mí. En la situación en la que me encontraba creí ver, ya que no vi, el trozo de piernas no cubierto por las medias y el tono negro de su ropa interior; la bomba estaba preparada y detonó de modo irremediable.
Finalizada la tarea solté la llave, y sin pensarlo, armándome de un valor que no tenia, me agarre a sus piernas, y llevando a cabo un escorzo, salí de debajo del fregadero sin liberarlas como si fuesen un mástil. Me fui poniendo de pie, deslizándome sobre su costado, hasta situarme a la altura de su cintura, fijándome a ella con mis brazos, como si en ello me fuera la vida. Mi cabeza quedó apoyada sobre sus senos acogedores, mi boca a escasos centímetros de su adorado cuello; en esos momentos, creí que actuó como actuó por que mi reacción la había sorprendido, después, supe que no. No podía retroceder, estaba entre la pared y yo, me miraba de modo serio pero no decía nada; sin aflojar la tenaza de mi mano derecha sobre su cintura, fui desplazando mi mano izquierda hacia abajo, a la busca de sus nalgas, dando por hecho, que en cualquier momento despertaría del sueño que estaba viviendo con una sonora bofetada, o dos, o tres, que con toda razón me daría. Pero no fue así, sólo me miraba. En mí huida hacia delante, pensé, que más da que las bofetadas te las den por unas nalgas que por algo más, y así, cambié la tenaza a mi mano izquierda y la derecha fue a situarse entre sus piernas. Mi mano apreció la calidad, deslizante, del tejido de sus medias y una cierta resistencia a separarlas. La miré, seguía sin decirme nada, solo tenia fija su mirada, algo indiferente, en mí. No me lo creía, no era posible, aún no me había soltado las bofetadas que me esperaba. No tenía más manos, no me atrevía a soltarla por miedo a su huida, quería tocar sus pechos, sentirlos entre ellas, pero en todos lados no podía estar. La resistencia se acentuaba; con mi mejilla izquierda acariciaba sus senos. No podía hacer nada más, sólo besarla, y así lo hice, comencé a besarla en el cuello, de modo relajado y absorbiendo cada sensación que su cuerpo me trasmitía, observé, que la resistencia desaparecía paulatinamente, lo que permitió que mi mano derecha ascendiera lentamente hacia el objetivo de acariciar sus partes más íntimas. En determinado momento dijo, -déjame-, no le hice caso, es más, giré y me situé frente a ella abrazándola, apretándola, estrujándola en un ciño enardecido; la mano derecha regresó a la tarea de intentar llegar a su sexo, en el camino encontré las ligas, punto en el que finalizaban las medias, y por primera vez sentí en mi mano la finura de su piel, y el calor de su carne. Inició un movimiento de oposición y resistencia. Yo me dije, ha llegado el momento de las bofetadas. Da igual, pensé resignado, -bésala, bésala en la boca-. No dudé y la besé, y di comienzo a una penetración imposible por estar vestidos. Teniéndola frente a mí y a mi tremenda erección, con un reiterado movimiento basculante fui venciendo su oposición, y abrió totalmente las piernas. Su voz susurraba largos gemidos, su cuerpo produjo un desmedido espasmo que coincidió con el mío al eyacular. Tras él, languideció hasta el punto de que la deposite amorosamente sobre una silla pues corría el riesgo de caer, en esa posición seguí besándola como un enajenado, mis manos exploraban su cuerpo, apreté sus senos, comprobé su dureza, acaricie su sexo, hallé la ropa interior completamente mojada por su jugo y quise que desplazase sus manos hacia mi pene, que me tocase, que me amase, que notara que estaba fuera de mí por ella. No lo conseguí, me ignoró, ni tan siquiera devolvió uno de mis desenfrenados besos. Cuando se recuperó solamente dijo, de modo un tanto seco, -vete, no quiero verte más-, su mirada reflejaba pánico, no lo entendí. La obedecí sin chistar, recogí las herramientas, las deposité en su lugar, y pretendí darle un beso de despedida en la boca; no lo permitió, apartó la cara y con un gesto me indicó la puerta. Sin decirle adiós tomé la salida y me marché.
Desde entonces la obsesión me ha perseguido, y a pesar de haber superado sus síntomas y el tiempo trascurrido, el desorden aún permanece.
Aquel día debía de haber sido tremendamente feliz. Era un hombre en todo el sentido de la palabra, había tenido una mujer, la había besado, la había tocado, había temblado entre mis brazos, mis labios habían resultado fríos al unirse con los suyos, abrasadores, y por último, desfalleció por el placer que, mi penetración sin penetración le produjo, pero había algo que no encajaba y que me causaba una sensación agridulce. No me gustaría resultar pedante pero todas estas cosas no tan cotidianas hoy, resultaban imposibles en la sociedad de mis 15 años, y más, realizadas por un niño de 15 años por muy hombre se consideraba. Podía estar satisfecho pero no lo estaba .Todo fue obra mía, ni un sólo gesto, ni una sola caricia, nada que demostrase aprecio ni cariño por mi. Un solo mimo por su parte, y habría terminado por ser su prisionero, sin cadenas y sin rejas, como esclavo. En mi mente, siempre analítica, la idea de haber sido tratado como un objeto, se fue abriendo camino, y empezó, a obsesionarme. Concluí que no era tan hombre, que realmente era un niño, sin ninguna experiencia, que una mujer muy mujer había utilizado para satisfacer sus ocultos deseos. Y esto no me gustó; lo agrio superó al dulce, y de ese modo fue durante, mucho, mucho tiempo.
A lo largo de los años, habían sido frecuentes, con más éxito que fracaso, mis intervenciones, como aprendiz de todo y maestro de nada, en el domicilio de mi amigo Oscar. Cuando me precisaba, simplemente me decía: “Nano, mi madre me ha dicho que tiene tal rotura, que haber si puedes ir a repararla”. Desde ese momento, yo organizaba mi tiempo para poder ir. Como resulta comprensible, en este caso, la premura se imponía; el poder estar cerca de la mujer mas deseada por mí, dirigirme a ella, y poderla mirar directamente con un motivo, sin tener que hacerlo a escondidas y procurando esquivar cualquier mirada que pudiera resultar inquisidora, era un auténtico gozo.
Aquel día disponía de la mañana libre, las tareas hechas y el comentario a mis padres de que iba a realizar una reparación, con su autorización y si había suerte. A primera hora, es decir, sobre las nueve y media de la mañana, me personé en la casa de Oscar, recuerdo que era miércoles, oportuno día de la semana para ciertos menesteres, como después el tiempo me demostraría, con la suposición de que además de la madre, habría algún otro miembro de la familia; en aquel entonces eran él y tres hermanos más, de lo que sí estaba seguro es de no encontrar al cabeza de familia, pues a lo largo de los años, recuerdo no haberlo visto más de un par de veces, pero cual no sería mi grata sorpresa, cuando respondiendo a mi llamada a la puerta, abrió mi amada, con un peine en la mano, al verme dijo: “Nano, entra, en la cocina hay una fuga en el desagüe, pierde agua cuando vació el fregadero, ahora voy, estoy terminando de vestirme, míralo pero no hagas nada que te voy a preparar de desayunar”. Desayunar, magnífica palabra, el momento más grato del día para mí. cada mañana, mi padre y yo, seguíamos el mismo ritual en el desayuno: me sentaba a la mesa y comenzaba este, comiendo tostadas con aceite y bebiendo café con leche, cuando finalizaba mi ración de rebanadas decía: -papá si me prepararas unas pocas más terminaría el café que me queda- que obviamente, había procurado reservar , mi padre así lo hacia ; cuando concluía el café decía: -papá, con un poquito, terminaría estas tostadas- y mi padre me lo preparaba , y del mismo modo, un par de veces o tres, dependiendo del día, hasta que cuando iba proponer –papá…-, me interrumpía diciendo: -lo que sobre para el perro-, naturalmente, nunca sobraba nada.
Fui a la cocina, me agaché y de inmediato localicé donde estaba el problema, una junta de goma, que unía el desagüe al fregadero, no estaba ajustada; avería fácil de reparar. No hice nada y me senté a esperar mi desayuno; la guerra es la guerra, y un buen desayuno no podía rechazarse. Trascurridos unos minutos apareció ella, no mentía, venia de terminar de arreglarse; en esa época, los artilugios, ungüentos, mejunjes, y otros que hoy en día existen, para resaltar y en algo restaurar la belleza de la mujer, eran escasos, ¿por que eran escasos?, por que eran caros y su uso estaba restringido a momentos especiales. Cuando la vi mi corazón dio un vuelco, estaba tan bonita, tan apetecible, tenia una tez ligeramente morena, de aspecto suave y tersa, unos acaramelados ojos de mirada triste pero preciosos, unos labios de un tenue color rosado, e inconscientemente lascivos, un cuello largo y firme destinatario de miles de mis besos en momentos de ensoñación; un cuerpo curvilíneo, exuberante, voluptuoso, en el que la rotundidad de sus senos resultaba evidente e incitadora; y que decir de sus piernas: bellísimas, siempre embutidas en unas medias de tejido algo grueso, de colores claros asalmonados, rematadas en zapatillas de paño estampado con pequeñas cuñas en la suela. En las contadas veces que la había visto con zapato de tacón alto, éstos siempre estaban acompañados de medias, de las llamadas en la época, de cristal que tersaban las piernas, complementando el sensual y atrayente caminar que producían este tipo de tacones.
Entró en la cocina diciéndome:- Nano, ¿ya sabes que es lo que ocurre?- le dije que sí, -pues espera a tomarte el desayuno antes de hacer nada-. Se movía constantemente, de un lado a otro, cogiendo y soltando lo necesario para prepararlo. Yo la miraba en silencio disfrutando de tenerla tan cerca y para mi solo, cuando terminó se sentó. Mientras desayunaba no dejaba de mirarla, tuve la sensación de que se dio cuenta de cómo la deseaba, y en mi enajenación creí ver en su mirada un cierto aire juguetón y comprensivo. Terminamos de desayunar y le pedí que me diese la caja de las herramientas para iniciar el trabajo de reparación, la caja estaba tras de mi, en un pequeño habitáculo que servia de despensa en la cocina. No sé por qué no me indicó que la cogiese yo, pues sabía que sabría muy bien donde hallarla; pero no lo hizo, lo hizo ella misma, y al pasar junto a mí, su cuerpo, su armonioso cuerpo, me rozó profusamente, mejor diría, se deslizó sobre el mío, con el tiempo oportuno para transmitirme su calor. Esto me desequilibró, puso mi alma a mil por hora y me provocó una erección, de tal calibre, que por mucho que quise evitarlo resultó del todo imposible que no se notase. Confuso y aturdido, decidí concentrarme en el trabajo que había que hacer, rápidamente, tomé las herramientas y me puse a ello, pero no tuve en cuenta la posición en que tenía que realizarlo, cara arriba con medio cuerpo dentro del mueble del fregadero y el otro medio completamente expuesto a la mirada de ella; cuando caí en la cuenta ya estaba manejando la llave inglesa en la posición indicada, y mi erección resultaba ser el punto más prominente y destacado del horizonte cercano. Ante la manifiesta incapacidad para controlarla asumí que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, como decía mi paisano el gran torero Rafael Guerra “guerrita”, también intenté, por todos los medios, concentrarme en lo que estaba haciendo pero sin conseguirlo del todo. En mi postura, veía pasar constantemente sus piernas, que resultaban imán para mi mirada. Todo se complicó cuando le pedí que sujetase por arriba la boca del desagüe mientras yo lo apretaba por abajo, esto causó que se arrimase al fregadero y sus piernas quedasen ubicadas muy cerca de mí. En la situación en la que me encontraba creí ver, ya que no vi, el trozo de piernas no cubierto por las medias y el tono negro de su ropa interior; la bomba estaba preparada y detonó de modo irremediable.
Finalizada la tarea solté la llave, y sin pensarlo, armándome de un valor que no tenia, me agarre a sus piernas, y llevando a cabo un escorzo, salí de debajo del fregadero sin liberarlas como si fuesen un mástil. Me fui poniendo de pie, deslizándome sobre su costado, hasta situarme a la altura de su cintura, fijándome a ella con mis brazos, como si en ello me fuera la vida. Mi cabeza quedó apoyada sobre sus senos acogedores, mi boca a escasos centímetros de su adorado cuello; en esos momentos, creí que actuó como actuó por que mi reacción la había sorprendido, después, supe que no. No podía retroceder, estaba entre la pared y yo, me miraba de modo serio pero no decía nada; sin aflojar la tenaza de mi mano derecha sobre su cintura, fui desplazando mi mano izquierda hacia abajo, a la busca de sus nalgas, dando por hecho, que en cualquier momento despertaría del sueño que estaba viviendo con una sonora bofetada, o dos, o tres, que con toda razón me daría. Pero no fue así, sólo me miraba. En mí huida hacia delante, pensé, que más da que las bofetadas te las den por unas nalgas que por algo más, y así, cambié la tenaza a mi mano izquierda y la derecha fue a situarse entre sus piernas. Mi mano apreció la calidad, deslizante, del tejido de sus medias y una cierta resistencia a separarlas. La miré, seguía sin decirme nada, solo tenia fija su mirada, algo indiferente, en mí. No me lo creía, no era posible, aún no me había soltado las bofetadas que me esperaba. No tenía más manos, no me atrevía a soltarla por miedo a su huida, quería tocar sus pechos, sentirlos entre ellas, pero en todos lados no podía estar. La resistencia se acentuaba; con mi mejilla izquierda acariciaba sus senos. No podía hacer nada más, sólo besarla, y así lo hice, comencé a besarla en el cuello, de modo relajado y absorbiendo cada sensación que su cuerpo me trasmitía, observé, que la resistencia desaparecía paulatinamente, lo que permitió que mi mano derecha ascendiera lentamente hacia el objetivo de acariciar sus partes más íntimas. En determinado momento dijo, -déjame-, no le hice caso, es más, giré y me situé frente a ella abrazándola, apretándola, estrujándola en un ciño enardecido; la mano derecha regresó a la tarea de intentar llegar a su sexo, en el camino encontré las ligas, punto en el que finalizaban las medias, y por primera vez sentí en mi mano la finura de su piel, y el calor de su carne. Inició un movimiento de oposición y resistencia. Yo me dije, ha llegado el momento de las bofetadas. Da igual, pensé resignado, -bésala, bésala en la boca-. No dudé y la besé, y di comienzo a una penetración imposible por estar vestidos. Teniéndola frente a mí y a mi tremenda erección, con un reiterado movimiento basculante fui venciendo su oposición, y abrió totalmente las piernas. Su voz susurraba largos gemidos, su cuerpo produjo un desmedido espasmo que coincidió con el mío al eyacular. Tras él, languideció hasta el punto de que la deposite amorosamente sobre una silla pues corría el riesgo de caer, en esa posición seguí besándola como un enajenado, mis manos exploraban su cuerpo, apreté sus senos, comprobé su dureza, acaricie su sexo, hallé la ropa interior completamente mojada por su jugo y quise que desplazase sus manos hacia mi pene, que me tocase, que me amase, que notara que estaba fuera de mí por ella. No lo conseguí, me ignoró, ni tan siquiera devolvió uno de mis desenfrenados besos. Cuando se recuperó solamente dijo, de modo un tanto seco, -vete, no quiero verte más-, su mirada reflejaba pánico, no lo entendí. La obedecí sin chistar, recogí las herramientas, las deposité en su lugar, y pretendí darle un beso de despedida en la boca; no lo permitió, apartó la cara y con un gesto me indicó la puerta. Sin decirle adiós tomé la salida y me marché.
Desde entonces la obsesión me ha perseguido, y a pesar de haber superado sus síntomas y el tiempo trascurrido, el desorden aún permanece.
Aquel día debía de haber sido tremendamente feliz. Era un hombre en todo el sentido de la palabra, había tenido una mujer, la había besado, la había tocado, había temblado entre mis brazos, mis labios habían resultado fríos al unirse con los suyos, abrasadores, y por último, desfalleció por el placer que, mi penetración sin penetración le produjo, pero había algo que no encajaba y que me causaba una sensación agridulce. No me gustaría resultar pedante pero todas estas cosas no tan cotidianas hoy, resultaban imposibles en la sociedad de mis 15 años, y más, realizadas por un niño de 15 años por muy hombre se consideraba. Podía estar satisfecho pero no lo estaba .Todo fue obra mía, ni un sólo gesto, ni una sola caricia, nada que demostrase aprecio ni cariño por mi. Un solo mimo por su parte, y habría terminado por ser su prisionero, sin cadenas y sin rejas, como esclavo. En mi mente, siempre analítica, la idea de haber sido tratado como un objeto, se fue abriendo camino, y empezó, a obsesionarme. Concluí que no era tan hombre, que realmente era un niño, sin ninguna experiencia, que una mujer muy mujer había utilizado para satisfacer sus ocultos deseos. Y esto no me gustó; lo agrio superó al dulce, y de ese modo fue durante, mucho, mucho tiempo.
LA OBSECION, EL DESEO capitulo II
II
Debo de reconocer que si bien la experiencia dejó heridas profundas en mi ánimo, también aportaría la práctica que me permitió dar pasos de gigante en mi realización personal y en el desarrollo del instinto cazador, que el macho de la especie humana necesita, para desenvolverse, en la selva despiadada y competitiva, a la búsqueda de la hembra receptiva, que la vida le impone.
Lamiendo mis heridas con lamentos callados, fui dejándome arrastrar por los caminos que me marcaba la subsistencia, lanzando, eso sí, dentelladas glotonas a toda cuanta presa pasaba cerca de mi cazadero; sin piedad y ajeno a cualquier otro dolor, que no fuese el mío. Pero hubo alguien que percibió mi secreto, me decía, -Nano, tu mirada tiene la tristeza, que la dureza y falta de luz en el corazón ocasiona, y esa luz sólo la apaga una mujer, al igual que ella misma es la única que puede engendrar también esa dureza- , hablaba la voz de la experiencia, era una de ellas, alguien, de quien aprendí de un encontronazo, todo lo que debí de haber aprendido paulatinamente a lo largo de algunos años de mi existir, y que merece otra historia, no sólo por lo definitiva que resultaría en la formación de mi personalidad, si no por la concluyente influencia que tendría en mi comportamiento futuro. Solo diré, que fue la mujer que me enseñó a separar el amor del sexo puro y duro, de un solo golpe.
Tuvieron que pasar algunos meses, siete exactamente, pero una mañana, de modo inesperado, mi amigo oscar me dijo: -Nano, mi madre me ha dicho que tiene un problema con un interruptor de la luz, ¿que si puedes llegarte a arreglarlo?-. No le estaba prestando atención en esos momentos, pero en mi mente aquellas palabras fueron como un trueno ensordecedor, y de repente volvieron a mí los recuerdos que a lo largo del tiempo había intentado enterrar y cubrir de polvo en mi olvido. Poco faltó para contestar a mi amigo de modo un tanto desabrido: -que llame a un electricista-, pero esa respuesta hubiera estado del todo fuera de lugar, mi amigo, mi amigo del alma, no sólo no se la merecía, sino que estoy seguro que no la habría entendido, como en tantas cosas, el tiempo me demostraría que me equivocaba. No dije nada, me callé pero en mi fuero interno decidí que no iría, no estaba dispuesto a aguantar, volver a ser tratado como lo fui, y sobre todo, tratado de ese modo por alguien por quien yo hubiese dado la vida.
Pero la mente discurre acciones y actitudes que con posterioridad el alma torna. Creí que mi amor estaba controlado y encerrado en una caja fuerte, muy fuerte. Nada más lejos de la realidad, una simple llamada suya y acudí como manso cordero.
La noche, habitual compañera de mis insomnios, se permitió en aquella ocasión acentuar su compañía y no dejarme dormir. En la mañana muy temprano, acicalé mi aspecto y me ausenté de casa antes haber llevado a cabo el ritual del desayuno con mi padre, por miedo a que se diera cuenta de mi nerviosismo. Mi padre era hombre y era mi padre, y sin duda me habría preguntado de modo directo, y no le hubiese podido mentir. En los últimos tiempos, en más de una ocasión me había dicho -¿te pasa algo hijo?-, bien sabía él que sí, aunque mi respuesta siempre hubiese sido la misma, una negativa.
Mientras caminaba de modo distraído hacia la casa de Oscar, caí en la cuenta que era miércoles, otro miércoles. Eso me produjo mal sabor de boca, pero a lo hecho pecho, ya estaba frente al portal de la casa de mi amigo; mientras subía las escaleras recordé el mismo camino a la inversa realizado meses antes, y el proceso de transformación personal al que dio inicio. El recuerdo templó, mejor dicho, enfrió mi espíritu, al menos, eso pensaba. Llamé a la puerta que se abrió de un modo inmediato, como si quien abría hubiese estado esperando la llamada; entonces la ví, y mi ser se convulsionó de modo sísmico, se convulsionó mi cuerpo con una gran sacudida, y se convulsionó mi mente con una gran confusión. Estaba bellísima como siempre, parecía estar arreglada a la sazón, pero nada exagerada, sus pómulos y mejillas denotaban un suave maquillado, en sus labios una ligera capa de color, y en sus ojos, en sus conmovedores ojos, una tenue sombra que les daba profundidad, por último, su pelo siempre bien peinado, lo estaba pero con una languidez, que al caer sobre los hombros propagaba su juventud. No creo haber mencionado, que era una mujer de treinta y ocho asombrosos años. La expresión de su cara no tenia nada que ver con la última que recordaba, era sonriente de semblante y de mirada, el tono de su voz también había cambiado, del seco –vete, no quiero verte más-, pasó a –Nano, hijo mío, has crecido mucho, estás más guapo, entra-, y se hizo a un lado para franquearme el acceso. Lo de hijo mío, no me cayó bien, yo no era su hijo, era su macho, bueno, aún no lo era pero estaba dispuesto a llegar a serlo, estaba dispuesto a demostrarle que no era un niño, que ya no lo era, que era un hombre, que gracias a otra mujer que me lo habían enseñado todo, la iba a instruir en lo que era el amor y en lo que era el sexo. Cuanta estupidez por mi parte, cosas de niño. Traspasé el umbral y, de modo algo seco, le dije -Usted también lo está-, obtuve un gracias por respuesta. Caminaba por el pasillo, delante de ella, hacia la cocina; oí como cerraba la puerta tras de mí y me seguía, ese camino lo había realizado miles de veces, pero con su imagen vestida con aquel delicado y elegante atuendo abotonado de principio a fin, y que facilitaría mi perverso plan, me resultó absolutamente extraño. Llegué al recinto y dirigí mis pasos a recoger la caja de herramientas, y mirándola a la cara indagué -¿donde esta la avería?-, la expresión de su rostro y de su gesto era otra, más seria, más triste, había detectado mi tono cortante, me respondió -en el dormitorio-, y sin más, me precedió hacia él. Mi cerebro no descansó ni un solo instante desde que la vi, calculando cual sería el momento más oportuno para ejecutar mi propósito, intuía que estaba cerca y si no lo estaba me daba igual, yo tomaría la decisión. Llegamos al dormitorio siempre precediéndome, dejé las herramientas en el suelo y resolví llegado el momento: la abracé suave, de modo conciente, por la cintura por si quería huir, con mi mano izquierda, mientras la derecha entraba a saco bajo el vestido y entre las bragas buscando su sexo, que encontré empapado y pleno, y en el que me detuve acariciándolo con mis dedos diestros; conseguido este objetivo, retiré el brazo de la cintura y dirigí éste hacia arriba, hacia el principio de sus pechos e introduje mi mano entre ellos localizando sus pezones que acaricié y noté como aumentaban su tamaño notablemente. Su cuerpo lo tenia pegado al mío como si fuésemos uno solo, mi erección, aún prisionera, se hacia notar en sus posaderas, mientras que mi boca mordía sus orejas y besaba su maravilloso cuello por detrás, murmurándole palabras de amor y de deseo. Comencé a escuchar gemidos susurrantes por su parte, en ese momento la solté y retire de mi, y del mismo modo seco y lacónico anterior, pregunté -¿cuál es el problema?-, el desconcierto rigió su comportamiento desde ese momento, me indicó que era la llave interruptor de la luz, y se quedó a mi lado sin decir ni hacer nada. Comencé a retirar la llave para su sustitución, no tenia arreglo. Estaba cerca de mí, mejor diría, junto a mí, pegada a mi, como ausente. Solté la herramienta y comencé a abrirle, con ambas manos, el traje lentamente, botón a botón, queriéndole decir -si quieres, márchate, hazlo, eres del todo libre-. Cada botón desabotonado me acercaba más y más a la consecución de un sueño, ver sus pechos, ratificar sus formas. Ella no se movía, fue enrojeciendo a medida que iban quedando al descubierto su cuerpo, continué desabrochando, no sin gran esfuerzo de control por mi parte, deseaba hacerla mía, en ese momento, comérmela, llevarla dentro para siempre, mi corazón podía romperse de un instante a otro; la pasión, el deseo, el amor, de seguir así, terminaría matándome, hasta llegar al final. Mis manos, a ambos lados del vestido, lo separaron con delicadeza, con ansiedad contenida, por fin, su imagen desnuda para mí, pero la ropa interior blanca me impedía la total visión de sus idolatrados pechos y de su siempre añorado sexo, si bien este último se adivinaba en la transparencia que la diferencia de tono producía. La miré, di un paso hacia atrás para poderla ver mejor y quedé extasiado, la miré tanto que por algunos momentos no conseguí verla, faltó bien poco para caerme al suelo, de los sentimientos encontrados y la emoción que sentía; me repuse y le dije -siéntese en el borde de la cama- obedeció sumisa; la miré de nuevo en esa posición y me pareció una diosa, no me pareció, era una diosa.
Debía conservar la calma, se hacia totalmente necesario conservarla. En los pasos que daría a continuación estaba el resultado. Respiré a fondo y dando la vuelta, regresé al trabajo, terminé de quitar el interruptor y volviéndola a mirar, le tomé la barbilla con mi dedo índice y acercándome sus labios a los míos, deposité un etéreo pero intenso beso y le dije -voy a comprar el interruptor, te amo-, solté su rostro y emprendí el camino hacia la salida, de modo intencionado me detuve y comente-mis hembras, las que son mis hembras, saben qué cuando las requiero, tienen que estar para mí completamente desnudas, quiero tomar lo que es mío sin nada que me moleste-. ¡Que petulancia vana!. Y continué saliendo.
Bajé a la calle sintiendo gran inquietud, esperanza, y curiosidad. Compré el interruptor y regresé, me decía, la suerte está echada, éste puede ser el día más feliz de tu corta vida o el más triste. Dependía de un hilo, no se trataba de sexo, puedo asegurarlo, de eso estaba bien servido en todas sus modalidades, personales, o pluripersonales. Era algo más, era poder, y sobre todo, era amor con un punto de locura. Llamé, tardó un poco en abrir, le espeté, -¿pasa algo?, ¿Por qué has tardado tanto?-, -Ya lo verás- fue su respuesta. Caminé al dormitorio y abordé mi trabajo, absorto en él la escuche decirme, -Nano ¿me requieres?-, no la comprendí bien, me giré y la imagen más linda que había visto en la vida estaba frente a mi, ella, totalmente desnuda, me miraba ruborosa. Lancé un grito interior -¡Bien!-, por fin era mía. Con gesto tierno la senté sobre el borde del lecho, -Espera-, le dije y salí de la habitación. Me desprendí de mi ropa en instantes, que me parecieron eternos y regresé a la alcoba. Me miró con ojos curiosos, me recorrió por completo. Me acerqué a ella y le dije –bésala-, entendió perfectamente que le estaba diciendo que besara mi verga en erección total, y a pocos centímetros de su boca balbuceó una excusa, -Nunca lo he hecho-, la interrumpí seco, -¡bésala!-. Fue acercándosela a los labios hasta que la besó, no sin cierto remilgo. Pero yo quería más. Tomé sus cabellos como rienda y empuje su cabeza, con la intención de entrar en su boca, de inmediato opuso resistencia, se negó rotunda; yo dije, aflojando la presión, -A mis hembras, a las que son mis hembras, la primera cavidad que les he llenado con mi falo ha sido ésta-, y la solté para retirarme. No me dio tiempo, sentí el calor de su boca, mi verga, estaba en ella. Contuve mi deseo de bombear dentro, la extraje, era suficiente para mí el gesto que suponía la felación. No quería ofenderla, no quería humillarla. Mis brazos rodearon su cabeza, que acerque a mi bajo vientre, sintiéndola absolutamente mía. Con toda la ternura de la que fui capaz, procedí a elevarla hacia mí sin consentir que el aire pasase en lo absoluto entre nuestros cuerpos, sus pezones, sus inolvidables pezones, se convirtieron en trasmisores de su apasionamiento en el recorrido por mi complexión. Mi erección llegó a niveles, para mí, insospechados, mi cuerpo, mi mente, mi alma, mi amor no resistían más. No lo demoré, la empujé sobre la cama y me dejé caer sobre ella y de un solo golpe entré en su lubricada vagina.
El camino de la locura, de esa manera podría sintetizar lo sucedido a partir de ese momento. Besé como loco cada punto de su cuerpo, una y un millón de veces. Sus ojos fueron para mí, faros que me guiaron a su interior, por ellos pude ver el deseo, la pasión, el éxtasis, la libertad, la paz; me permitieron vivir junto a ella todas sus emociones, sus instintos más primarios y disfrutar del placer de su placer. Cabalgué sobre su cuerpo cuanto me apeteció, en la seguridad de que mi apetencia era compartida. El tacto me descubrió un, en apariencia inexistente, mundo de sensaciones en su piel. El gusto halló sabores calificables de ambrosías. El olfato, el olfato me descubrió su olor, ¡qué más apuntar!. El oído, gemidos y susurros inolvidables. Y la vista que podría decir de la vista, ver todo, verla toda, vernos, locos, y amarnos. Mi momento final se acercaba, ella lo intuyó, su pasión, se había visto satisfecha en al menos tres ocasiones, en las que había custodiado con amor su lasitud. Estaba dentro de ella, sus piernas rodeaban mi cuerpo, cuando percibió mi venida las abrió y me dijo –Sal- la ignoré, ella insistió -por favor, sal-, sabia que llegaba, su tono fue desesperado, -¡sal!, ¡sal!, me vas a embarazar-, mientras lo decía intentaba, por la fuerza, que bajase de su cuerpo. Me opuse, incluso sujeté mis manos, fuertemente, a las sabanas mientras presionaba mi miembro dentro de su sexo, con lentos movimientos de bombeo percibí que mi corrida estaba llegando, sentí una tremenda necesidad de besar su boca, máxime, sabiendo como sabia, que el beso era para esta mujer el sumum del placer y del amor. Y me corrí y se corrió languideció y languidecí.
Pero no me pasaron desapercibidas, unas saladas lágrimas que recorrieron sus mejillas. Cuando se fue recuperando con voz entrecortada dijo, -Nano, hijo mío, me has dejado embarazada-. No lo aguanté más, -No soy tu hijo- dije- soy tu macho, el macho que acaba de follarte, y que ha hecho que te corras cuatro veces y si te he dejado embarazada me da igual, esta noche que te folle y se corre en ti él, y de ese modo, si hay niño no sabrás nunca de quien es-. Una nube negra ensombreció la que hasta mis palabras había sido una preocupada pero luminosa mirada. Pareció encogerse y el pánico, aquel pánico que recordé de antaño en su mirada, se hizo presente. Tomé conciencia de lo cruel que había llegado a ser, y su pánico fue mi pánico. La abracé, la acuné, la mecí, la arrullé, le dije, llorando como el niño que era, que me perdonara, que la amaba más que a nada del mundo, que no resistía verla triste, que no se preocupara que no se iba a quedar embarazada y que si quedaba y había algún problema ahí estaba yo para partirme el alma por ella y por mi hijo. Tomó mi cabeza acariciándola entre sus pechos y comenzó a besarme lentamente en un principio y perturbadamente después mientras profería insistentemente, -¡Como te amo, como te amo!-.
Y la locura comenzó de nuevo. Deje de tener conciencia real de lo que pasó, la locura comenzó de nuevo enardecidamente. La tomé entre mis brazos y entré en ella que me recibió en totalidad, sin reserva alguna. Cabalgué su cuerpo, cabalgó mi cuerpo. La recorrí con mis manos sin dejar atrás un solo centímetro. Excavé cada oquedad, degusté la exudación bajo sus pechos. Abusé como niño lactante de sus pezones. Y por fin deposité mi semilla sin refrenamiento alguno. El lecho quedó desecho por el fragor de la incruenta batalla, y los contendientes, exhaustos. Finalmente se impuso la paz y la razón. Lorena dijo, -mi amor se hace tarde, y tengo que preparar la comida para él, debemos terminar y marcharte-. Lo entendí debíamos terminar y que la cruda realidad se impusiese, me hice cargo de la situación, me puse de pie y retomé el trabajo para el que había ido, mientras lo hacía mi pensamiento tomó conciencia de lo dura que seria nuestra vida a partir de esos momentos, amándonos en la distancia, en una distancia tan cercana y no podérnoslo demostrar, acaso tan sólo con la mirada, sin un tacto, sin un gesto, sin un beso. Me conjuré a mí mismo en la obligación de reprimirme en todo aquello que pudiera poner en entredicho el buen nombre y tranquilidad de mi amada, aunque en ello me fuera la cordura. Tenia la conciencia de que se avecinaban tiempos sufridos. El primer mes sabía que la inquietud espantaría mi sueño, el miedo, la responsabilidad atenazarían mi estomago. Forzadamente tendría que permanecer callado y no podría interrogar su estado. La angustia casi no me dejaba terminar lo que estaba haciendo decidí pensar sólo en los inusitados momentos vividos, y mañana Dios diría. Por fin coloqué la llave interruptor, recogí las herramientas en su caja, fui a dejarla en la cocina y me dispuse a marcharme. Me estaba esperando, con los brazos en cruz como si quisiera impedirme el paso, así lo hizo y me fue acorralando sobre la pared del pasillo hasta que terminé apoyando mi espalda en ésta. No entendía nada, con diestras manos de madre, acostumbradas a vestir y desvestir niños, me bajó los pantalones cortos que llevaba puestos; en aquel tiempo no tenias derecho a un pantalón largo hasta los 16 años y tras toda una ceremonia-. Con sus manos tomó las mías y las guió hasta sus cabellos, me pidió que los tomase y abriendo su boca introdujo mi polla, milagrosamente erecta, en ella. Con suaves movimientos de bombeo de su cabeza, guiados por las riendas de su melena, a ritmo con los míos, consiguió el milagro de aun, no se de donde porque estaba totalmente seco, surgiese una inolvidable, y singular descarga de mi semilla. Sin la menor duda, una prueba de amor y sumisión irrefutable. La besé, la besé como si fuese el último beso que le fuese a dar en la vida, sabía que el próximo tardaría mucho en podérselo dar. La abracé, y con lágrimas compartidas, me separé de ella y me fui escaleras abajo.
Debo de reconocer que si bien la experiencia dejó heridas profundas en mi ánimo, también aportaría la práctica que me permitió dar pasos de gigante en mi realización personal y en el desarrollo del instinto cazador, que el macho de la especie humana necesita, para desenvolverse, en la selva despiadada y competitiva, a la búsqueda de la hembra receptiva, que la vida le impone.
Lamiendo mis heridas con lamentos callados, fui dejándome arrastrar por los caminos que me marcaba la subsistencia, lanzando, eso sí, dentelladas glotonas a toda cuanta presa pasaba cerca de mi cazadero; sin piedad y ajeno a cualquier otro dolor, que no fuese el mío. Pero hubo alguien que percibió mi secreto, me decía, -Nano, tu mirada tiene la tristeza, que la dureza y falta de luz en el corazón ocasiona, y esa luz sólo la apaga una mujer, al igual que ella misma es la única que puede engendrar también esa dureza- , hablaba la voz de la experiencia, era una de ellas, alguien, de quien aprendí de un encontronazo, todo lo que debí de haber aprendido paulatinamente a lo largo de algunos años de mi existir, y que merece otra historia, no sólo por lo definitiva que resultaría en la formación de mi personalidad, si no por la concluyente influencia que tendría en mi comportamiento futuro. Solo diré, que fue la mujer que me enseñó a separar el amor del sexo puro y duro, de un solo golpe.
Tuvieron que pasar algunos meses, siete exactamente, pero una mañana, de modo inesperado, mi amigo oscar me dijo: -Nano, mi madre me ha dicho que tiene un problema con un interruptor de la luz, ¿que si puedes llegarte a arreglarlo?-. No le estaba prestando atención en esos momentos, pero en mi mente aquellas palabras fueron como un trueno ensordecedor, y de repente volvieron a mí los recuerdos que a lo largo del tiempo había intentado enterrar y cubrir de polvo en mi olvido. Poco faltó para contestar a mi amigo de modo un tanto desabrido: -que llame a un electricista-, pero esa respuesta hubiera estado del todo fuera de lugar, mi amigo, mi amigo del alma, no sólo no se la merecía, sino que estoy seguro que no la habría entendido, como en tantas cosas, el tiempo me demostraría que me equivocaba. No dije nada, me callé pero en mi fuero interno decidí que no iría, no estaba dispuesto a aguantar, volver a ser tratado como lo fui, y sobre todo, tratado de ese modo por alguien por quien yo hubiese dado la vida.
Pero la mente discurre acciones y actitudes que con posterioridad el alma torna. Creí que mi amor estaba controlado y encerrado en una caja fuerte, muy fuerte. Nada más lejos de la realidad, una simple llamada suya y acudí como manso cordero.
La noche, habitual compañera de mis insomnios, se permitió en aquella ocasión acentuar su compañía y no dejarme dormir. En la mañana muy temprano, acicalé mi aspecto y me ausenté de casa antes haber llevado a cabo el ritual del desayuno con mi padre, por miedo a que se diera cuenta de mi nerviosismo. Mi padre era hombre y era mi padre, y sin duda me habría preguntado de modo directo, y no le hubiese podido mentir. En los últimos tiempos, en más de una ocasión me había dicho -¿te pasa algo hijo?-, bien sabía él que sí, aunque mi respuesta siempre hubiese sido la misma, una negativa.
Mientras caminaba de modo distraído hacia la casa de Oscar, caí en la cuenta que era miércoles, otro miércoles. Eso me produjo mal sabor de boca, pero a lo hecho pecho, ya estaba frente al portal de la casa de mi amigo; mientras subía las escaleras recordé el mismo camino a la inversa realizado meses antes, y el proceso de transformación personal al que dio inicio. El recuerdo templó, mejor dicho, enfrió mi espíritu, al menos, eso pensaba. Llamé a la puerta que se abrió de un modo inmediato, como si quien abría hubiese estado esperando la llamada; entonces la ví, y mi ser se convulsionó de modo sísmico, se convulsionó mi cuerpo con una gran sacudida, y se convulsionó mi mente con una gran confusión. Estaba bellísima como siempre, parecía estar arreglada a la sazón, pero nada exagerada, sus pómulos y mejillas denotaban un suave maquillado, en sus labios una ligera capa de color, y en sus ojos, en sus conmovedores ojos, una tenue sombra que les daba profundidad, por último, su pelo siempre bien peinado, lo estaba pero con una languidez, que al caer sobre los hombros propagaba su juventud. No creo haber mencionado, que era una mujer de treinta y ocho asombrosos años. La expresión de su cara no tenia nada que ver con la última que recordaba, era sonriente de semblante y de mirada, el tono de su voz también había cambiado, del seco –vete, no quiero verte más-, pasó a –Nano, hijo mío, has crecido mucho, estás más guapo, entra-, y se hizo a un lado para franquearme el acceso. Lo de hijo mío, no me cayó bien, yo no era su hijo, era su macho, bueno, aún no lo era pero estaba dispuesto a llegar a serlo, estaba dispuesto a demostrarle que no era un niño, que ya no lo era, que era un hombre, que gracias a otra mujer que me lo habían enseñado todo, la iba a instruir en lo que era el amor y en lo que era el sexo. Cuanta estupidez por mi parte, cosas de niño. Traspasé el umbral y, de modo algo seco, le dije -Usted también lo está-, obtuve un gracias por respuesta. Caminaba por el pasillo, delante de ella, hacia la cocina; oí como cerraba la puerta tras de mí y me seguía, ese camino lo había realizado miles de veces, pero con su imagen vestida con aquel delicado y elegante atuendo abotonado de principio a fin, y que facilitaría mi perverso plan, me resultó absolutamente extraño. Llegué al recinto y dirigí mis pasos a recoger la caja de herramientas, y mirándola a la cara indagué -¿donde esta la avería?-, la expresión de su rostro y de su gesto era otra, más seria, más triste, había detectado mi tono cortante, me respondió -en el dormitorio-, y sin más, me precedió hacia él. Mi cerebro no descansó ni un solo instante desde que la vi, calculando cual sería el momento más oportuno para ejecutar mi propósito, intuía que estaba cerca y si no lo estaba me daba igual, yo tomaría la decisión. Llegamos al dormitorio siempre precediéndome, dejé las herramientas en el suelo y resolví llegado el momento: la abracé suave, de modo conciente, por la cintura por si quería huir, con mi mano izquierda, mientras la derecha entraba a saco bajo el vestido y entre las bragas buscando su sexo, que encontré empapado y pleno, y en el que me detuve acariciándolo con mis dedos diestros; conseguido este objetivo, retiré el brazo de la cintura y dirigí éste hacia arriba, hacia el principio de sus pechos e introduje mi mano entre ellos localizando sus pezones que acaricié y noté como aumentaban su tamaño notablemente. Su cuerpo lo tenia pegado al mío como si fuésemos uno solo, mi erección, aún prisionera, se hacia notar en sus posaderas, mientras que mi boca mordía sus orejas y besaba su maravilloso cuello por detrás, murmurándole palabras de amor y de deseo. Comencé a escuchar gemidos susurrantes por su parte, en ese momento la solté y retire de mi, y del mismo modo seco y lacónico anterior, pregunté -¿cuál es el problema?-, el desconcierto rigió su comportamiento desde ese momento, me indicó que era la llave interruptor de la luz, y se quedó a mi lado sin decir ni hacer nada. Comencé a retirar la llave para su sustitución, no tenia arreglo. Estaba cerca de mí, mejor diría, junto a mí, pegada a mi, como ausente. Solté la herramienta y comencé a abrirle, con ambas manos, el traje lentamente, botón a botón, queriéndole decir -si quieres, márchate, hazlo, eres del todo libre-. Cada botón desabotonado me acercaba más y más a la consecución de un sueño, ver sus pechos, ratificar sus formas. Ella no se movía, fue enrojeciendo a medida que iban quedando al descubierto su cuerpo, continué desabrochando, no sin gran esfuerzo de control por mi parte, deseaba hacerla mía, en ese momento, comérmela, llevarla dentro para siempre, mi corazón podía romperse de un instante a otro; la pasión, el deseo, el amor, de seguir así, terminaría matándome, hasta llegar al final. Mis manos, a ambos lados del vestido, lo separaron con delicadeza, con ansiedad contenida, por fin, su imagen desnuda para mí, pero la ropa interior blanca me impedía la total visión de sus idolatrados pechos y de su siempre añorado sexo, si bien este último se adivinaba en la transparencia que la diferencia de tono producía. La miré, di un paso hacia atrás para poderla ver mejor y quedé extasiado, la miré tanto que por algunos momentos no conseguí verla, faltó bien poco para caerme al suelo, de los sentimientos encontrados y la emoción que sentía; me repuse y le dije -siéntese en el borde de la cama- obedeció sumisa; la miré de nuevo en esa posición y me pareció una diosa, no me pareció, era una diosa.
Debía conservar la calma, se hacia totalmente necesario conservarla. En los pasos que daría a continuación estaba el resultado. Respiré a fondo y dando la vuelta, regresé al trabajo, terminé de quitar el interruptor y volviéndola a mirar, le tomé la barbilla con mi dedo índice y acercándome sus labios a los míos, deposité un etéreo pero intenso beso y le dije -voy a comprar el interruptor, te amo-, solté su rostro y emprendí el camino hacia la salida, de modo intencionado me detuve y comente-mis hembras, las que son mis hembras, saben qué cuando las requiero, tienen que estar para mí completamente desnudas, quiero tomar lo que es mío sin nada que me moleste-. ¡Que petulancia vana!. Y continué saliendo.
Bajé a la calle sintiendo gran inquietud, esperanza, y curiosidad. Compré el interruptor y regresé, me decía, la suerte está echada, éste puede ser el día más feliz de tu corta vida o el más triste. Dependía de un hilo, no se trataba de sexo, puedo asegurarlo, de eso estaba bien servido en todas sus modalidades, personales, o pluripersonales. Era algo más, era poder, y sobre todo, era amor con un punto de locura. Llamé, tardó un poco en abrir, le espeté, -¿pasa algo?, ¿Por qué has tardado tanto?-, -Ya lo verás- fue su respuesta. Caminé al dormitorio y abordé mi trabajo, absorto en él la escuche decirme, -Nano ¿me requieres?-, no la comprendí bien, me giré y la imagen más linda que había visto en la vida estaba frente a mi, ella, totalmente desnuda, me miraba ruborosa. Lancé un grito interior -¡Bien!-, por fin era mía. Con gesto tierno la senté sobre el borde del lecho, -Espera-, le dije y salí de la habitación. Me desprendí de mi ropa en instantes, que me parecieron eternos y regresé a la alcoba. Me miró con ojos curiosos, me recorrió por completo. Me acerqué a ella y le dije –bésala-, entendió perfectamente que le estaba diciendo que besara mi verga en erección total, y a pocos centímetros de su boca balbuceó una excusa, -Nunca lo he hecho-, la interrumpí seco, -¡bésala!-. Fue acercándosela a los labios hasta que la besó, no sin cierto remilgo. Pero yo quería más. Tomé sus cabellos como rienda y empuje su cabeza, con la intención de entrar en su boca, de inmediato opuso resistencia, se negó rotunda; yo dije, aflojando la presión, -A mis hembras, a las que son mis hembras, la primera cavidad que les he llenado con mi falo ha sido ésta-, y la solté para retirarme. No me dio tiempo, sentí el calor de su boca, mi verga, estaba en ella. Contuve mi deseo de bombear dentro, la extraje, era suficiente para mí el gesto que suponía la felación. No quería ofenderla, no quería humillarla. Mis brazos rodearon su cabeza, que acerque a mi bajo vientre, sintiéndola absolutamente mía. Con toda la ternura de la que fui capaz, procedí a elevarla hacia mí sin consentir que el aire pasase en lo absoluto entre nuestros cuerpos, sus pezones, sus inolvidables pezones, se convirtieron en trasmisores de su apasionamiento en el recorrido por mi complexión. Mi erección llegó a niveles, para mí, insospechados, mi cuerpo, mi mente, mi alma, mi amor no resistían más. No lo demoré, la empujé sobre la cama y me dejé caer sobre ella y de un solo golpe entré en su lubricada vagina.
El camino de la locura, de esa manera podría sintetizar lo sucedido a partir de ese momento. Besé como loco cada punto de su cuerpo, una y un millón de veces. Sus ojos fueron para mí, faros que me guiaron a su interior, por ellos pude ver el deseo, la pasión, el éxtasis, la libertad, la paz; me permitieron vivir junto a ella todas sus emociones, sus instintos más primarios y disfrutar del placer de su placer. Cabalgué sobre su cuerpo cuanto me apeteció, en la seguridad de que mi apetencia era compartida. El tacto me descubrió un, en apariencia inexistente, mundo de sensaciones en su piel. El gusto halló sabores calificables de ambrosías. El olfato, el olfato me descubrió su olor, ¡qué más apuntar!. El oído, gemidos y susurros inolvidables. Y la vista que podría decir de la vista, ver todo, verla toda, vernos, locos, y amarnos. Mi momento final se acercaba, ella lo intuyó, su pasión, se había visto satisfecha en al menos tres ocasiones, en las que había custodiado con amor su lasitud. Estaba dentro de ella, sus piernas rodeaban mi cuerpo, cuando percibió mi venida las abrió y me dijo –Sal- la ignoré, ella insistió -por favor, sal-, sabia que llegaba, su tono fue desesperado, -¡sal!, ¡sal!, me vas a embarazar-, mientras lo decía intentaba, por la fuerza, que bajase de su cuerpo. Me opuse, incluso sujeté mis manos, fuertemente, a las sabanas mientras presionaba mi miembro dentro de su sexo, con lentos movimientos de bombeo percibí que mi corrida estaba llegando, sentí una tremenda necesidad de besar su boca, máxime, sabiendo como sabia, que el beso era para esta mujer el sumum del placer y del amor. Y me corrí y se corrió languideció y languidecí.
Pero no me pasaron desapercibidas, unas saladas lágrimas que recorrieron sus mejillas. Cuando se fue recuperando con voz entrecortada dijo, -Nano, hijo mío, me has dejado embarazada-. No lo aguanté más, -No soy tu hijo- dije- soy tu macho, el macho que acaba de follarte, y que ha hecho que te corras cuatro veces y si te he dejado embarazada me da igual, esta noche que te folle y se corre en ti él, y de ese modo, si hay niño no sabrás nunca de quien es-. Una nube negra ensombreció la que hasta mis palabras había sido una preocupada pero luminosa mirada. Pareció encogerse y el pánico, aquel pánico que recordé de antaño en su mirada, se hizo presente. Tomé conciencia de lo cruel que había llegado a ser, y su pánico fue mi pánico. La abracé, la acuné, la mecí, la arrullé, le dije, llorando como el niño que era, que me perdonara, que la amaba más que a nada del mundo, que no resistía verla triste, que no se preocupara que no se iba a quedar embarazada y que si quedaba y había algún problema ahí estaba yo para partirme el alma por ella y por mi hijo. Tomó mi cabeza acariciándola entre sus pechos y comenzó a besarme lentamente en un principio y perturbadamente después mientras profería insistentemente, -¡Como te amo, como te amo!-.
Y la locura comenzó de nuevo. Deje de tener conciencia real de lo que pasó, la locura comenzó de nuevo enardecidamente. La tomé entre mis brazos y entré en ella que me recibió en totalidad, sin reserva alguna. Cabalgué su cuerpo, cabalgó mi cuerpo. La recorrí con mis manos sin dejar atrás un solo centímetro. Excavé cada oquedad, degusté la exudación bajo sus pechos. Abusé como niño lactante de sus pezones. Y por fin deposité mi semilla sin refrenamiento alguno. El lecho quedó desecho por el fragor de la incruenta batalla, y los contendientes, exhaustos. Finalmente se impuso la paz y la razón. Lorena dijo, -mi amor se hace tarde, y tengo que preparar la comida para él, debemos terminar y marcharte-. Lo entendí debíamos terminar y que la cruda realidad se impusiese, me hice cargo de la situación, me puse de pie y retomé el trabajo para el que había ido, mientras lo hacía mi pensamiento tomó conciencia de lo dura que seria nuestra vida a partir de esos momentos, amándonos en la distancia, en una distancia tan cercana y no podérnoslo demostrar, acaso tan sólo con la mirada, sin un tacto, sin un gesto, sin un beso. Me conjuré a mí mismo en la obligación de reprimirme en todo aquello que pudiera poner en entredicho el buen nombre y tranquilidad de mi amada, aunque en ello me fuera la cordura. Tenia la conciencia de que se avecinaban tiempos sufridos. El primer mes sabía que la inquietud espantaría mi sueño, el miedo, la responsabilidad atenazarían mi estomago. Forzadamente tendría que permanecer callado y no podría interrogar su estado. La angustia casi no me dejaba terminar lo que estaba haciendo decidí pensar sólo en los inusitados momentos vividos, y mañana Dios diría. Por fin coloqué la llave interruptor, recogí las herramientas en su caja, fui a dejarla en la cocina y me dispuse a marcharme. Me estaba esperando, con los brazos en cruz como si quisiera impedirme el paso, así lo hizo y me fue acorralando sobre la pared del pasillo hasta que terminé apoyando mi espalda en ésta. No entendía nada, con diestras manos de madre, acostumbradas a vestir y desvestir niños, me bajó los pantalones cortos que llevaba puestos; en aquel tiempo no tenias derecho a un pantalón largo hasta los 16 años y tras toda una ceremonia-. Con sus manos tomó las mías y las guió hasta sus cabellos, me pidió que los tomase y abriendo su boca introdujo mi polla, milagrosamente erecta, en ella. Con suaves movimientos de bombeo de su cabeza, guiados por las riendas de su melena, a ritmo con los míos, consiguió el milagro de aun, no se de donde porque estaba totalmente seco, surgiese una inolvidable, y singular descarga de mi semilla. Sin la menor duda, una prueba de amor y sumisión irrefutable. La besé, la besé como si fuese el último beso que le fuese a dar en la vida, sabía que el próximo tardaría mucho en podérselo dar. La abracé, y con lágrimas compartidas, me separé de ella y me fui escaleras abajo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)