Esta vara, que en la vida te toco.
Hubo, un tiempo en que solo fue palillo.
Pero, tantas y tantas varas, sin queja recibió
Que termino por convertirse en bastoncillo.
No optante el desmedido, crecimiento.
Sin la menor piedad.
Con mas varas, mas varas, y más varas.
Fue, regado.
De manera, que ante semejante vareado.
Harto ya de aguantar.-
Termino.-
Por resultar, algo envarado.
¿Culpa es, de quien planto, cuido, y regó, aquel palillo?
¿O quizás, de la paciencia sin fin del envarado?.
Que en su momento, debió decir en tono airado.
¡No!, Por Dios otra vez ¡no!, siempre igual, que vara me ha tocado.
No lo hizo, y a la vista se haya el resultado.
Ya lo dice un refrán bien conocido.
La inmensa sombra de la vara ajena.
No nos permite, Ver nuestro arbolado.
Junio/98
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Debo confesar que no me atrae mucho la poesía dulce, del amor, de la belleza, del día o la rosa. Me gusta más la expresión oscura del ser, la noche, la embriaguez, el esqueleto (en palabras de Baudelaire) o los fantasmas del barco (Neruda).
ResponderEliminar¿tienes algun poema oscuro? digamos uno no tan romantico y correcto, sino uno más doliente y amargo? ahí posteare feliz,
Un abrazo.
(En todo caso no es que esté feliz de hacerlo en otro caso amigo!) sólo quería aclarar esto por si mis palabras no salieron tan bien.
ResponderEliminarUn abrazo!
Asi como tambien mas fácil ver la paja en el ojo ajeno que el tronco en el propio,y cuantas veces el árbol no nos permite ver el bosque. un abrazo
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