lunes, 23 de febrero de 2009

EL FENIX DE LOS INGENIOS



Allá por los albores de este blog, que es lo mismo que decir, el principio de mi experiencia narrativa, y que no se dilata mucho en el tiempo por cierto, como puede verse claramente. Guiado por la curiosidad, que da la bisoñez, inicié mi navegación por este extenso océano que se abre al fisgoneo sin límites del novato.

En una de estas largas travesías de descubrimiento, los vientos favorables me llevaron a fondear en un acogedor puerto que se ubica en el Sur, pero no en mi sur, ese en el que echo anclas y repongo impulso; mi Sur, es un Sur más de andar por casa, uno de esos, que podemos encontrar en cualquier parte. El Sur al que hago mención, no es otro que el Sur que pone fin a este planeta que nos da cobijo.

Como digo, recabé en ese lugar que atrajo hacia mí una agradable, y a la vez, nostálgica brisa de juventud. De modo, que tras tan larga singladura, haciendo mía esa frase tan conocida del “descanso del guerrero”, decidí fondear mi barco y detener mi tiempo en la lectura de un singular libro de bitácora, al que las expertas manos del práctico que lo pilotaba, superando con su conocimientos cualquier escollo que pudiese dañar tu navío, te conducía y abría paso.

Al abrigo de tan acogedora ensenada, y cumpliendo con las más elementales normas de cortesía, (que doy por hecho que así es, pero que no tengo la seguridad de que así sea, pero si así no es, ruego al lector, lo tome como una licencia literaria, que me resulta muy útil para lo venido al caso, menudo trabalenguas), disparé una salva que denotara mi presencia, (vía comentario); a la que recibí de inmediato, calurosa respuesta (y no porque un cañonazo desprenda una importante cantidad de calor) sino, porque la impronta y el talante abierto del capitán de ese puerto, así lo trasmite.

Considero un tanto larga la exposición que acabo de narrar, pero en mi modesta opinión se hace necesaria. Todo esto viene al caso para dejar claro que, fue un momento afortunado aquel en el que me detuve a leer el blog, del que estoy hablando.

En el siglo de oro español, se produjo el nacimiento al mundo de la poética, y el teatro de un insigne escritor, por todos conocido, como el “Fénix de los ingenios”, Félix Lope de Vega y Carpio, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal. al que se le atribuyen unos 3.000 sonetos, 3 novelas, 4 novelas cortas, 9 epopeyas, 3 poemas didácticos, y 1.800 comedias.

En uno de los post que he repasado de mi buen amigo, y autor del blog, del que hace un rato que escribo, comenta (y creo no confundirme en lo tocante al tiempo) que ha escrito y publicado en el ultimo año 428, “si”, “si”, cuatrocientos veintiocho relatos. Podría decir que siento una sana envidia, pero mentiría como un bellaco, la envidia nunca es sana, de ahí lo de en el pecado lleva la penitencia. Lo que sí siento, y así lo manifiesto, es una gran admiración por este joven profesor, que tras largas y arduas jornadas, en la difícil tarea de trasmitir conocimientos y formación, aún saca tiempo, “no sé de donde”, para plasmar de modo brillante e ingenioso, retazos de su imaginación y su vida, que nos permiten disfrutar a todos aquellos que tenemos la suerte de leerle.

De manera, que creo llegado el momento de presentárselo: Ante todos ustedes, el acreditado, notable, preclaro, y relevante FENIX DE LOS INGENIOS de la Patagonia Chilena ,"Dying" y su blog, para escribir de noche http://estoescribi.blogspot.com/

Un fuerte abrazo Quiyo….