Como en cualquier proceso de desintoxicación, es condición ineludible desear en lo más profundo, ser capaz de verse por fin liberado de esa adicción, que por muy ansiada y añorada que sea, termina por convertirse en una tortura, que va arrastrando como un torbellino cada vez más rápido, a la auto destrucción.
En sus inicios, en esos primeros momentos conocidos de modo coloquial como “el mono,” el sufrimiento por el que el afectado se ve obligado a pasar, pueden ser calificado, de lo mas duro, pero creo que esto no es así, “el mono,” no deja de ser una reacción básicamente química, por la que el cuerpo da prueba de su enfado, ante la carencia de la sustancia que lo ha mantenido en un constante vaivén, de la felicidad, a la necesidad, y de la dependencia, a la consecución.
Pero como digo, si la voluntad está presente ésta es una batalla en la que, al organismo cada vez le restan menos armas y municiones, y termina por perder.
Realmente la verdadera lucha da comienzo cuando se ha superado el mencionado “mono”. Entonces es cuando arranca, no ya una batalla si no una guerra, una guerra abierta, contra la voluntad y la capacidad de olvido, una guerra en la que el enemigo esta agazapado dentro del propio individuo, atento, y siempre preparado para dar un brutal golpe de mano, que eche por tierra en unos momentos, lo que con tantos esfuerzos y redaños, el sujeta a conseguido.
En algunos casos, en otros no, la ciencia, ha desarrollado unas sustancias, compensatorias, y de un cierto efecto placebo, para apoyar en tan ardua lucha al individuo.
Pero esto no es el asunto, cuando la adicción, no la produce ninguna sustancia química, cuando esta producida, por algo tan extraño, como el pensamiento recurrente. Y se preguntaran ¿que quiere decir esto?, pues que el razonamiento puede llegar a ser tan perverso, que si se descontrolo acaba por resultar tan obsesivo como intuyo, pueda serlo un “rayazo” o “un chutazo”, y en estos casos estas sustancias de efecto placebo no existen
De manera que no se me ocurre mejor placebo. Que un joven cuerpo de pródigas formas, nacarado y perfecto rostro, y que por alguna extraña circunstancia que aun no acierto a comprender, siente especial predilección, por este viejo espécimen de la raza humano, lo que trae con sigo, que con más o menos frecuencia requiere, mis servicios como hacedor de sus placeres.
No obstante, en algunas ocasiones, cuando el final esta próximo, la fantasía me reconduce a asumir que las piernas que me aprisionan, con gran energía acercándome a su concha, -.buscando sin duda que mi empuje sea mas brusco y profundo.-, no son las suyas, y tampoco lo es, la oquedad que penetro y penetro, con mi falo, que mi boca rebosante de la lechosa carne de sus pechos , no esta devorando estos, por no decir que cuando beso sus ardientes labios, mientras me descargo y se descarga estoy besando otros. Cada vez que esto sucede, que no es siempre, reconozco que mi disfrute es inmensamente duradero.
Cuando se da esta circunstancia, ella lo percibe y me indaga furiosa , -¿con quien estabas haciendo el amo? no era con migo, lo se, dime ¿con quien era?, - no digas tonterías le suelo responder, pero no me cree, y me reprocha, - no soy tonta, ya se que no me has pedido nada, que todo te lo he entregado yo sin una sola pretensión por tu parte, tengo muy claro lo que estoy haciendo, solo sexo, y el lugar que ocupo, pero no puedes negarme que he aprendido a conocerte, que he entendido cuales eran tus deseos, que anhelabas ver mi boca y cara llena de tu lefa, y así ha sido, cada vez que lo has querido, que deseabas hacerme el culo como te gusta decir, con el sufrimiento que me producía, pero que estaba dispuesta a soportar por que ese era tu gusto, aunque reconozco que gracias a ti a tu delicadeza, ha terminado por resultar placentero, tan placentero, que te lo exigiría si dejases de penetrarme. Todo te lo he dado y todo te lo daré, por que así me apetece hacerlo, pero no estoy dispuesta a compartirte con otra hembra, que no sea con la que te comparto. Y hoy he tenido el presentimiento que te he estado compartiendo con otra, - no digas ni mucho menos pienses disparates, suelo responderle, sellando su boca con un apasionado beso.
La cruda realidad es que ha sido así, pera ya se termino. Ya podré corresponder a tanta generosidad, sin ningún tipo de reserva mental, ya conseguiré concentrarme plenamente en compensar el fastuoso regalo, que de modo tan inesperado he recibido. En verdad me place que esto sea así, se termino, “el mono” ha sido superado, la batalla ha sido ganada, y en la larga guerra, que da comienzo, triunfara, el más viejo de los recursos sicológicos del ser humano. !!! Ignorar al Enemigo.¡¡¡
Me alegro cada semana más de ver que tus escritos van tomando una frecuencia regular, eso es muy saludable amigo! por favor siga así, sobre todo con escritos o reflexiones de calidad como la presentada.
ResponderEliminar¿A qué hombre no le ha ocurrido eso? no importa en el país que uno viva, estas vivencias parecen repetirse tan graciosamente en todas las culturas que no debería extrañarme.
Ignorar al enemigo es, por cierto, una estrategia fenomenal en muchos casos, excepto que esté preparando un ataque sorpresa y entonces al dejar de prestarle atención te pilla por sorpresa y con la guardia baja!
:)
Que razón tienes, en tu reflexión acerca de lo de ignorar al enemigo. Pero llegado el caso si es que se produce, solo te queda una, utilizar otra de las viejas tácticas defensivas de las que dispone el ser humano, si bien en este caso algo mas física, “salir corriendo,” mas vale una retirada a tiempo que una huida vergonzosa ¡ja ja ja!.
ResponderEliminarUn saludo amigo