¡Ay! mora, morita mora. ¡Ay! mora, morita mía.
Quien te tuviera en mi Haima, en las claritas del día.
Mientras velo tu descanso, protegida en mi regazo.
Mientras mi boca reseca, seca de deseo, esclavo.
Cual loco sediento busca, la frescura de tus labios.
¡Ay! mora, morita mora. Anhelo estar a tu lado.
Y mientras bebo tu aliento, abandonarme, a tu día.
Y mientras te hago el amor, soñar que se para el tiempo.
Por eso y tanto, te añoro, estando en la lejanía.
Por eso y tanto, te añoro, cuando te busco en el viento.
¡Ay!, mora, morita mora. Dueña de mi pensamiento.
martes, 3 de marzo de 2009
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Magnífico Fernando. Cuánto hemos de aprender de ti los que nos gusta modelar sentimientos en forma de letras, sólo somos acólitos de tus cinceles.
ResponderEliminarUn abrazo
"Dueña de mi pensamiento..." hermoso y algo obscuro poema que ya me gustaría dedicar a mí también!
ResponderEliminarY concuerdo completamente con lo que dice Rafa Vico
Un abrazo,
¡Que decir Rafa!. ¿quien debe aprender de quien?.
ResponderEliminarNos vemos
Amigo, como bien supunes, va dedicado a la Mora que a mi lado, mora.
ResponderEliminarUn abrazo amigo
¿como anda? que hace de bueno? un abrazo desde Argentina
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